Formar parte de ti

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Shanks había llamado a su segundo al mando apenas el menor se durmió, estaban en el comedor que quedaba aún bastante cerca de la enfermería en la que yacía el azabache descansando.
–Quiero que lo llevemos con nosotros–reveló sin más.
–¿Que?, ¿como puedes pensar en eso?
–No tiene a nadie más, Benn.
–¿Solo para esto quisiste hablar conmigo?, no te ayudaré a poner a un niño en peligro.
–Tu sabes que no estará en peligro, quedamos en mantenernos por mares calmos unos años para después comenzar con el Nuevo Mundo.
–¿Y que harás con él luego de que pase el tiempo?
–Lo llevaré a un lugar mejor que este basural.
–Morirá en la primera batalla que tengamos contra cualquiera.
–No lo permitiré, yo lo protegeré.
–¿Por que lo elegiste justo a él para que sea parte de nosotros?
–Él no merece vivir como lo hace.
–Será un peso extra.
–¿Desde cuando un Nakama es una molestia?

El de cabello largo miro a su capitán y luego suspiro con una sonrisa, veía el como estaba decidido a llevarse a aquel pequeño y en el fondo, él también deseaba lo mismo y sabía perfectamente que Shanks hará todo lo posible para verlo feliz, su capitán era así, salvar a las personas de su alrededor estaba inculcado en él.
–¿Quieres que se lo diga a la tripulación?–sugirió Benn y el contrario asintió feliz.
–Iré a decírselo a Anchor para darle tiempo a que se despida.

El menor, el cual aún se encontraba en la enfermería, estaba sentado en la camilla esperando a que el pelirrojo volviera

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El menor, el cual aún se encontraba en la enfermería, estaba sentado en la camilla esperando a que el pelirrojo volviera. Cuando esté entro, una sonrisita leve se asomó en su rostro usualmente monótono.
—Anchor, necesito hablar contigo.
–¿Que sucede?–pregunto un tanto preocupado.
–No es nada malo, solo quería preguntarte algo–se sentó a su lado y continuó–¿Recuerdas lo que te expliqué sobre la vida pirata y mis Nakamas?
–¿Eso de ser libre viajando junto a las personas que quieres?
–Exacto.
–¿Y qué pasa con eso?
–Quiero que te unas a mi–reveló sin más, en su rostro se notaba la emoción que le traía tenerlo en su barco.
–¿...Que?–murmuró, sorprendido y con una leve ilusión destellando en sus ojos, pero a los pocos segundos volvió a su expresión habitual con el ceño fruncido–Seré una molestia, ahórrate ese peso y lárgate de una ves.

El azabache quería con todas sus fuerzas aceptar y por fin tener personas en quienes confiar, pero sabía que no se lo merecía, no merecía ser amado, era débil e inútil, no quería ser egoísta y arruinar el sueño de libertad del contrario.
–No serías ningún gafe, serías familia–al escuchar eso, el niño agacho su cabeza y tapó sus oídos, no quería ser convencido.
–Con mi sola presencia arruinaría el cálido ambiente de tu barco, de tu hogar, no quiero echar a perder más cosas–explicó en tanto su voz se quebraba.

El de sombrero miro al menor con compasión, pasó su brazo por encima de sus hombros y lo acercó a él, apoyándolo en su pecho. El contrario dejó de taparse los oídos, pero siguió sin levantar su mirada.
–¿Por que crees eso?
–Si yo no fuera una molesta...no me habrían abandonado en este lugar.
–Es exactamente por eso que quiero sacarte de aquí, no eres desechable, quiero que viajes conmigo y encuentres tu hogar–el azabache no dijo nada, el pirata apenas lo conocía y aún así lo estaba ayudando, ¿por que?
–¿Cuando partimos?–pregunto en voz baja, causándole una gran sonrisa al notar como hablo el plural.
–Mañana temprano–originalmente planeaba estar más en la isla, pero cuando escuchó que el menor aceptó su propuesta, quería irse lo más pronto posible para sacarlo de aquella horrible vida. Anchor miro a su alrededores, parecía buscar algo.
–¿Que sucede?
–¿Donde está mi bolso?
–Mh...cuando te fui a buscar no estabas con él–ante lo dicho, el pequeño frunció el ceño.
–Mierda, se me debió de caer mientras esos idiotas me arrastraban.
–¿Necesitas algo de allí?
–Nada en específico, solo quería ir con él a despedirme del resto–el niño se mantuvo callado unos segundos, parecía pensar en algo, luego se volteó de forma rápida al pirata–¿Tienes alguna mochila que puedas prestarme?
–¿Seguro que quieres ir a buscarlos ahora?, se que te asustaste mucho hoy con esos dos hombres.
–Solo quiero irme rápido.

El capitán, no lo pensó mucho cuando fue al cuarto de sus Nakamas, viendo a Yasopp descansado en una de las camas.
–Oye, ¿me prestas un bolso?, es para Anchor.
–Claro, en el armario hay uno algo viejo que antes ocupaba para mi artillería.
–Gracias–no tardó más que pocos momentos para encontrarlo, pero cuando se disponía a salir, escuchó la voz de su francotirador llamarlo.
–Oye, jefe.
–¿Que sucede?
–Nos dijeron que vas a traerlo con nosotros.
–Así es.
–Puedo preguntarte, ¿por que justamente él?, hay cientos de niños deambulando y aún así quieres que solo se una ese chico.
–Es diferente a los otros, sigue conservando una determinación implacable y a pesar de su situación, soy capaz de ver aquella necesidad de vivir que posee en su ser.
–Pero el mar es despiadado y la gente qué hay en él, aún más, podrían hacerle daño.
–Ya le explique eso a Benn, no permitiré que nada le pase a Anchor mientas este bajo mi mando, ¿o es que alguna ves falle en proteger a mi tripulación?–luego de decir eso, vio como su francotirador le sonrió, confiado de que su capitán cumplirá con su palabra.

–Ya le explique eso a Benn, no permitiré que nada le pase a Anchor mientas este bajo mi mando, ¿o es que alguna ves falle en proteger a mi tripulación?–luego de decir eso, vio como su francotirador le sonrió, confiado de que su capitán cumplirá co...

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Se reunió con el azabache y le entregó el bolso, este lo tomó y se retiró con la excusa de ir a buscar algunas cosas antes de partir. Shanks sabía lo que en realidad iba a tomar, pero no le interesó y no hizo nada para detenerlo, sintió su pequeño cuerpo escabullirse por el barco para tomar la misma cantidad de comida que se llevaba siempre y después robar parte de su tesoro. Al volver, los dos se encaminaron hacia el lugar donde usualmente el grupo del niño se reunía, un callejón entremedio de toda una calle de casas abandonadas que se caían a pedazos.
–Oye, quiero preguntarte algo–habló el pelirrojo en el camino.
–Habla–respondió, tan cortante como era habitual, volviéndose a poner la máscara de indiferencia que usaba siempre.
–¿Que haces con la comida que te llevas?
–Me la como, ¿no es obvio?
–Mientes, si así fuera, tu desnutrición mejoraría, pero desde que te conozco, solo has empeorado.
–No tengo por que serte honesto, ese es mi problema, no el tuyo.
–Claro que es mi problema también, soy el capitán y mi deber es preocuparme de la seguridad de los míos, ¿o acaso ya olvidaste que aceptaste ser mi Nakama?

El menor bajo la cabeza enseguida, seguía sin acostumbrarse a esa actitud protectora, se mantenía firme respecto a la idea de que Shanks solo lo acogió por lástima, pero aquellos comportamientos le causaban un sentimiento tan calido, término suspirando y admitiendo la verdad.
–Se lo doy a ellos, a mi grupo.
–¿Te obligan?
–No, solo siento que se lo merecen mas que yo–luego de decir eso, ninguno hablo por el resto del camino y solo siguieron buscándolos.

Ya era el atardecer cuando los encontraron, la mayoría estaba reunida en un conjunto grande, tal ves conversando o planeando algún robo hacia los barcos que se hallaban en el pequeño puerto, pero todos callaron al verlo a él y al pirata que lo acompañaba, se veían sorprendidos.

Pirata por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora