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Di un gran suspiro y dejé de ver a Natsu, quien veía a Kageyama bastante preocupada, pero recién yo no lo podía ver o iba a perder todo el hilo de pensamientos

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Di un gran suspiro y dejé de ver a Natsu, quien veía a Kageyama bastante preocupada, pero recién yo no lo podía ver o iba a perder todo el hilo de pensamientos.

Cuando giré mi cabeza y vi a esos tan perfectos ojos azules idénticos al mar por estar repletos de agua salada. Me estoy cuestionado todo lo que dije.

¿Fue irrespetuoso? Tal vez no quería que le dijera por su nombre de pila. Nunca más le diré así.

¿Estuvo feo? No estoy acostumbrado a decir mis sentimientos, entendería que se sienta raro.

¿Fue ridículo? Completamente comprensible, con Kageyama no solemos hablar así.

A pesar de todos mis pensamientos, volví a la realidad cuando sentí un fuerte abrazo y un leve sollozo y estaba claro que no era de Natsu.

- Shoyo, eres el mejor. - Fuertes aspiraciones se hacían notar, su nariz está tapada por mocos. Llora como un niño pequeño. - No me interesa el regalo, simplemente quiero pasar tiempo contigo y con tu hermana.

>> Y perdón si no digo algo más, pero estoy sin palabras. - Una sonrisa se formó en mi cara. Después de todo, hay veces que las palabras no son necesarias para comunicarnos.

Nos quedamos cayados por unos minutos, sé que debemos entrar, pero no quiero hacerlo, este ambiente me gusta. Pero cuando menos lo esperábamos Natsu estornudó, esto me recordó que no estamos solos y no puedo poner en aprietos la salud de mi hermana.

- Kageyama, tenemos que entrar.

Nada.

Silencio absoluto.

- ¿Kageyama? Vamos, levántate, tenemos que entrar.

Nuevamente silencio.

- Oye, Kageyama.

La respuesta volvía a quedar en el olvido.

- Tobio, préstame atención.

- Sí, tenemos que entrar. Se está poniendo frío.

Mi armador se levantó y quedó parado frente a mi, extendiendo la mano para dirigirnos al interior.

A pesar de el frío que estaba haciendo, mi corazón y pecho estaban cálidos. Me siento tan extraño. Mi estómago se revuelve, sudo, a veces me siento muy triste... ¿Me estoy enfermando? ¿Es contagioso? ¿Me tendré que alejar de Natsu otra vez?

Mi hermana reaccionó antes que yo y estiró la mano, haciéndola llegar hasta la que estaba estirada esperando. Yo me levanté y después de que Kageyama me sonriera entramos a la casa.
Nuevamente comenzaba mi trabajo. Entré primero y rápidamente dejé a Natsu en su silla, para después tapar los ojos de Kageyama con ambas manos. Aún no puede ver su sorpresa. Lo dirigí hasta su habitación y ahí mi armador me miró con muy mala cara.

- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué hiciste eso? - a pesar de la expresión que tenía en su rosto, la voz que estaba usando no demostraba enojo. - Ya sé que hay una sorpresa.

Sin Poder Gritar [Haikyuu] Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin