CAPÍTUL⊗ 07

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LEÁ COLIN

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LEÁ COLIN

—¿Ahora sí tengo toda su atención? —hablo con sarcasmo.

Nunca imagine callar a cientos de hombres solo con gritarles y menos si era en ruso.

—¿Quien mierda me explica a que idiota se le ocurrió la brillante idea de pensar que no había alguien que ocupará este trono? —interrogó.

Todos hacen paso haciendo un camino dejando ver a un tipo asiático, de piel pálida, lleno de tatuajes, viste de negro tiene toques de elegancia en su vestimenta aunque sea tan informal, unos cuantos tatuajes en el rostro adornan su semblante serio.

—Yo —hace un ademán con la mano en son de levantarla, su voz en tan ronca.

Un silencio rotundo se hace en todo el lugar, sin despegar la vista de él camino hacia las gradas, el primero en moverse es Devin pero Joss lo detiene, ante todos ellos soy la mujer de Dmitri y si ven que alguno de ellos tiene contacto conmigo van a pensar que es alta traición.

Osher va detrás de mí, como si fuera un guardaespaldas, mis tacones suenan en todo el lugar, me abren paso, todos bajan el rostro cuando me ven pasar. Él puto poder es lo mejor y ellos quieren algo que es mío.

Me acerco al tipo, aunque tenga tacones él supera mi estatura por muchos centímetros de más. —¿Quien mierda se cree usted como para pensar que no hay quien ocupe ese puesto? —interrogó tratando de verme más grande que él pero es inútil, aunque mi tono de voz si me hizo ver poderosa.

Él suelta un bufido. —日本のマフィアの王様、ふしだらな女 —suelta una risa.

Rey de la mafia japonesa, puta.

Todos sueltan a reír, aquí me he dado cuenta que tendré que saber todos los idiomas.

—Ten más respeto Eiji —la voz de Devin haciendo que el tal Eiji levante las manos en forma de rendimiento.

—Todos saben quien soy yo ¿no es así? El mismo Dmitri Lébedev el rey de todas las mafias me presentó como su mujer y reina de las mafias —digo viéndolo y a los demás. —¿O acaso son tan inútiles de no saber siquiera eso? Empecemos por usted señor Eiji ¿acaso usted no estuvo presente cuando tal presentación se hizo presente? —interrogó yendo hacia la tarima. —Porque espero una muy buena excusa para que usted no supiera que aquí no había nadie.

Cruzo mis brazos él solo se ríe. —Perdón su majestad tal vez usted no había leído nuestros reglamentos que al no estar el rey y si nadie se hacía cargo ese mismo día que lo encierran, matan o alguna otra razón por la cual él no pueda estar presente por ende alguien más tenía que ocupar ese trono y como ni los demás reyes ni la reina se hicieron presentes nosotros mismo escogemos al rey y los reyes. —sonríe victorioso.

Volteo a ver a los chicos y estos sienten. —Tiene mucha razón señor, venga tiene mucha razón —habló con derrota. Este se hace paso entre la multitud.

El Vuelo Del PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora