Capítulo 10

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El amanecer despertó a Neil, que seguía acurrucado en el suelo de la calle en forma de animal. Le costó enfocar los pensamientos y centrar su mente, no funcionaba igual cuando estaba transformado, las ideas eran fugaces y muy visuales y viscerales. Pabellón, ropa, cambiar, fiesta, casa, volver. Tristeza, desconfianza, huir. Huir, huir, huir. No. Volver.

Regresó al pabellón de baloncesto mientras el cielo se volvía cada minuto más azul, más lleno de luz. Era demasiado pronto para que se encontrase a nadie, o eso esperaba, porque podría tener problemas si alguien veía a un animal intentando entrar allí e intervenía.

Estaba a punto de echar a correr hacia la puerta abierta cuando alguien salió, sorprendiéndole. No tuvo tiempo para esconderse, lo tenía justo enfrente y le estaba mirando con esos ojos negros. El corazón de Neil latió desbocado.

Andrew cerró la puerta y avanzó, despacio para no asustarlo, hacia el animal que tenía delante. Neil no se había convertido en un perro de pelea sino en un chucho cualquiera para no llamar la atención, ya había guardado en su ADN diferentes razas para la situación que necesitase. Rottweiler y Pit Bull para pelear, galgo para salir a correr y participar en carreras (no hacía muchas, las peleas daban más dinero) y varios chuchos para moverse entre la gente. Los cambiantes podían adoptar formas muy variadas, todas dentro de los estándares felinos y caninos; dese un gato a un tigre, un perro a un lobo, incluso zorros y coyotes. Para adoptar una forma tenía que verla y replicarla, una vez hecho se guardaba en la memoria de su ADN y siempre podían volver a esa forma. Neil también podía convertirse en lobo y en lince, pero no solía hacerlo.

Andrew y el perro se miraron. Neil se puso nervioso, era imposible que lo reconociese, lo único que conservaba de su forma humana era el color de sus ojos. Bajó la mirada y soltó un quejido lastimero.

—Tranquilo, no voy a hacerte daño —dijo Andrew.

Neil movió la cola y se acercó un poco. No parecía algo que Andrew fuese a decir jamás a otra persona, pero se lo había dicho a un animal.

—¿Te has perdido?

Andrew se agachó, quedándose en cuchillas, y tendió una mano hacia el perro con la palma hacia arriba, esperando que se acercase un poco más. Neil lo hizo, no pudo resistirse, podía olerlo de forma mucho más intensa que siendo humano y le gustaba su olor. Se puso al alcance de Andrew y soltó un gemido perruno cuando le acarició lo alto de la cabeza, entre las orejas. Luego le rascó el cuello y Neil se acercó más, hasta estar entre sus piernas, y Andrew pasó la mano por su lomo en una cadencia relajante.

—No llevas collar, supongo que no eres de nadie.

Neil golpeó su rodilla con el hocico y soltó un ladrido. Claro que no era de nadie, ya no, ahora solo se pertenecía a sí mismo.

—Tal vez pueda darte comida y buscarte un hogar. Con nosotros no puedes quedarte, los otros te volverían loco.

Neil tuvo que alejarse de él, no podía dejar que le llevase a ningún sitio, mucho menos a su casa. Lo que le pareció increíble era que quisiera ayudar a un chucho vagabundo. No parecía tener simpatía ni compasión con los humanos, pero con los animales se comportaba de forma totalmente diferente. A Neil nunca le había mirado así: sin desconfianza, sin reserva, sin desgana, sin antipatía. Ni si quiera al chico que había estado entre sus piernas anoche, pero no quería pensar en eso, ni en la expresión de su rostro cuando....

Tampoco es que su rostro expresare muchas emociones en ese momento, mirándolo en su forma de chucho, pero estaba relajado, sin la tensión ufana que siempre lo envolvía, en su empeño de mantenerse en guardia y peleando contra el mundo.

—Ven aquí, chico.

Intentó volver a cogerle y Neil le ladró y se alejó más. Lo miró una última vez antes de salir corriendo, ignorando cómo le llamaba. No fue a buscarle, no fue tras él. Neil se escondió y esperó hasta que creyó que ya se habría marchado. Por desgracia, había cerrado la puerta del pabellón y Neil no llevaba las llaves encima.

FANFIC ANDREIL garras bajo la pielWhere stories live. Discover now