Cuatro Años [KidoxFudou]

Cuatro Años Más

Era una relajada y soleada mañana de finales de septiembre, el último domingo de un mes que había ido poco a poco bajando sus temperaturas desde el fiero y pasional verano hasta llegar a un otoño sereno y confortable. El sol entraba suavemente por la apertura de unas cortinas que caían elegantemente cubriendo la ventana de un dormitorio de matrimonio que en aquel momento era bendecido por aquella despreocupada luz matutina.

Un hombre de largo y revuelto cabello castaño frunció las cejas en su descanso al sentir el dorado rayo de sol besar su piel pálida en la que apenas se marcaban unas muy sutiles pecas, hasta hacerlo despertar lentamente. Él bostezó y abrió perezosamente sus ojos verdes de largas pestañas, girándose en la enorme cama de sábanas blancas de algodón en la que él y su pareja dormían. A su lado se encontraba la persona que más amaba en el mundo, un hombre apuesto de cabello pardo desparramado por la almohada como una corona, con la parte superior recogidas en rastas y la inferior suelta y ondulada.

Una sonrisa amorosa apareció en sus finos labios al contemplar el durmiente rostro de su pareja que no había sido interrumpido en su descanso por el sol de la mañana como le había ocurrido a él. Volvió a bostezar y se sentó en la cama, dejando que la sábana resbalara como una cascada de agua fría de manantial, descubriendo su cuerpo desnudo y bien tonificado gracias al ejercicio físico de su trabajo, aunque él era mucho más delgado que su pareja.

Se movió hacia el extremo de la cama y se levantó, estirándose gratificantemente, en especial cuando un par de vértebras crujieron por el movimiento. Una expresión calmada se reflejaba en su cara y él se movió hacia un sillón donde había tirado la noche anterior su pijama, una ancha camiseta de tirantes y un pantalón excesivamente corto que no cubría sus muslos que a su pareja tanto le gustaban, como dejaba claro las marcas púrpuras en la cara interna de estos producida unas horas antes cuando la pareja aún no dormía.

Sintió aquel cosquilleo del frío otoñal y él suspiró, sintiéndose extremadamente dichoso con la vida que tenía.

Se vistió en un par de vagos movimientos y salió de la habitación en silencio sin molestarse a usar las zapatillas de estar por casa pues le encantaba sentir el frío del cambio de estación en sus pies desnudos.

Llegó a la cocina que era completamente bañada por el sol del noveno mes del año y se detuvo un instante para observar la habitación equipada completamente a su gusto, pues cada vez que él indicaba su deseo de conseguir algún nuevo instrumento su pareja se apresuraba a conseguirlo para satisfacer sus caprichos culinarios.

Tomó una botella de agua mineral y preparó la cafetera con el café favorito de su pareja, un aromático café colombiano que incluso a él que no era el mayor aficionado a dicha bebida le hacía la boca agua cuando empezaba a liberar el delicioso aroma al entrar en ebullición.

El suave silbido de la cafetera lo acompañó mientras preparaba un copioso desayuno, canturreando alegre ante la perspectiva de una fecha tan importante junto a su compañero. Se rascó la pierna con el pie desnudo y le dio la vuelta al bacon en la sartén mientras se doraba adquiriendo una textura crujiente y apetecible.

El olor a huevos, bacon, tostadas y café pronto llenó la cocina y el hombre puso el desayuno en una bandeja que tomó para llevar de vuelta al dormitorio. Siendo acompañado por el alegre tintineo de las cucharas en las tazas.

Dejó la bandeja en la mesilla del lado de su pareja y sonrió amorosamente al inclinarse sobre él y darle un besito en la punta de la nariz antes de llamarle.

"Yuuto, Yuuto mi amor, es hora de levantarse."

Él gruñó en sueños y se dio la vuelta en la cama, arrastrando consigo las sábanas y dejando al descubierto su culo desnudo. Los ojos verdes del otro hombre bajaron hasta este con mirada ardida y suspiró, llevando su mano hasta esa zona y apretándola sin vergüenza a la vez que volvía a ronronear su nombre.