"¿No podes mirar por dónde vas?" bufe molesta. Estaba teniendo una mañana horrible y ver a mis alfajorcitos en el piso no lo mejoraba en lo absoluto.
Me agaché para agarrar mis cuadernos que estaban manchados con dulce de leche, y levanté mi mirada...
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❪ ojitos, ¿actor? ❫ 2021 chiara's pov
La salida de ayer con ojitos azules estuvo muy divertida.
Recalquemos el hecho de que apenas llegamos a la heladería, felipe se cayó de cara al piso. Lo cual fue muy gracioso y se lo voy a recordar toda la vida.
AYER
—¡No es mi culpa que el piso esté encerado!—Me dijo entre dientes mientras yo me seguía riendo con el helado en la mano.
—Eso va a quedar para la historia, sábelo.—Lamí mi helado de dulce de leche y menta granizada, manchándome todo el alrededor de la boca.
—Voy a denunciarlos, por mal trato al clien...—Se detuvo al verme y se empezó a reír.—Aparte de que te pedis menta granizada, no sabes comer helado.
—No tengo servilleta... ¿Qué problema tenes con la menta granizada? Es el mejor gusto.—Mientras hablaba, felipe bajo su cabeza y sacó de su bolsillo una servilleta de papel.
—Toma.—Acercó la servilleta hacia mi, y yo tenía las dos manos ocupadas. Una con el helado y otra con la cartera y el celular.—¿...Puedo?
Asentí tímidamente mientras el se acercaba con la servilleta. Se acercó bastante, más de lo que debía haberse acercado. Sus ojos azul electrizante subían y bajaban la mirada sobre mi, lo cual me hizo erizar la piel.
Cuando finalmente terminó de ayudarme, subió su mirada hacia mis ojos café oscuro y se quedó mirándolos un rato. Tuve la obligación (porque no quería perder en el contacto visual) de mirarlo a sus ojos. Ese color de ojos que me transporta a un paisaje, todo de ese color. El mar al atardecer, que suele reflejar el cielo. Las estrellas al anochecer, que son más brillantes. Y, su mirada. Su mirada me transmite millones de sensaciones y sentimientos. Esa mirada que no para de brillar, que no para de decir, que no para de sentir. Como si tuviera vida propia, como si tuviera una lengua para hablar, una bola de disco para brillar, o un alma para sentir.
—¿Sabías que me gustan más los ojos oscuros?—Me dijo de la nada, sacándome de mis pensamientos.
—¿Por qué?—pregunté curiosa.
—Porque es más difícil entenderlos. Los ojos claros como los míos, son de un color y ahí quedó. A excepción de otros ojos que tienen más de cuatro colores en uno. Pero son azules, y punto.—Se aclaró la garganta para seguir hablando.—En cambio, los marrones, son muy difíciles de ver. Son tan oscuros que ni siquiera distinguís la pupila, son tan oscuros que son puros a la vez, son tan oscuros que siempre son los que más brillan; porque son los que quieren resaltar. Pero no saben que viven resaltando, siempre.
