Konrad me sostuvo la mano con firmeza mientras descendíamos las tres pequeñas escaleras. La oscuridad de la noche era interrumpida por los destellos de los flashes que se reflejaban en mi rostro, provocando una sensación de deslumbramiento. Nunca antes me había encontrado en medio de una situación tan abrumadora: los paparazzis gritaban nuestros nombres, agitaban sus cámaras y hacían gestos exagerados para que nos acercáramos a las vallas de seguridad. Estaba atrapada en un remolino de atención que no deseo.
Por fortuna, el equipo de seguridad estaba allí para guiarnos hasta la camioneta negra estacionada. Era evidente que salir de allí sería difícil con la multitud de paparazzis clamando por nuestra atención.
Sentí un tirón disimulado en mi mano, y al mirar hacia Konrad, me di cuenta de que me dirigía hacia la multitud de la prensa en lugar de la camioneta. Un cosquilleo nervioso recorrió mi vientre mientras mis palmas se volvían húmedas con el sudor repentino.
¿Qué estaba haciendo?
La idea de enfrentar a los paparazzis me llenaba de ansiedad, al llegar frente a la barra de seguridad que nos separaba el sonrió y paso su mano alrededor de mi cintura, sentí sus dedos clavarse en mi cadera. Era un signo de doblegacion para que yo no fuera hablar demás.
Sonreí falsamente ante los medios que extendían sus grabadoras a nosotros.
—¿Cómo estas?—una le preguntó.
Era una mujer rubia de aproximadamente cuarenta años.
—¿Muy bien y ustedes?
Konrad siempre supo cómo cautivar a los medios con su sonrisa. Su sonrisa no solo era una expresión facial, era su firma, su herramienta para conquistar audiencias y ganarse el favor de todos aquellos que lo rodeaban.
—Sorprendidos — anunció a la que le había tomado la palabra.
—Esto es real, aunque parezca una película — anuncio — estamos juntos.
Solo había cambiado el papel de que antes me follaba en secreto y ahora todo el mundo sabe que lo hace, no lo sentía como una verdad liberadora que me hubiera encantado. Ahora podría follarme sin remordimiento.
Dejé mi mente en blanco mientras los micrófonos se alzaban para darle prioridad a la voz de Konrad. Las luces de las camaras me cegaban ligeramente y todo a mi alrededor se convirtió en un murmullo lejano. Podía ver los labios de Konrad moverse, pero sus palabras llegaban a mí como un eco distante. Mi mente divagaba, navegando por recuerdos y pensamientos dispersos.
De repente, sentí la presión firme de la mano de Konrad apretando mi cadera. La sensación rompió mi burbuja de ensueño y me devolvió bruscamente a la realidad. Parpadeé un par de veces, desorientada, y me di cuenta de que alguien de los reporteros me había hecho una pregunta. Los ojos de todos estaban fijos en mí, esperando una respuesta. Tomé aire, tratando de recomponerme rápidamente, y busqué en mi mente las palabras adecuadas para responder.
—Me puede repetir la pregunta—mi voz temblo.
La mujer de color asintió.
—¿Cómo llevas el hecho de haber sido nombrada la mujer más hermosa? Todos están ansiosos por saber cuáles serán tus nuevos proyectos. Se murmura que podrías dejar de lado tu ascenso en el modelaje. ¿Qué puedes decirnos al respecto?
Los dedos de konrad se encajaron más fuerte en mi cadera. La presión era dolorosa.
Tomé aire, sintiendo la presión de la pregunta y las miradas expectantes de Konrad.
—Es un honor haber sido nombrada la mujer más hermosa, y estoy muy agradecida por el reconocimiento. Sin embargo, en este momento, mis prioridades han cambiado. Crear a mi familia es mi mayor proyecto ahora. Es cierto que he decidido dejar de lado mi carrera en el modelaje por un tiempo. Konrad y yo hemos hablado mucho sobre esto, y he decidido centrarme en nuestra vida juntos y en otros aspectos personales que son muy importantes para mí en este momento.
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Cadenas Rotas (capítulos extras)
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