One

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- Isabella, levántate, te toca guardia- me levantó Philip.

- ¿Por que debo hacer guardia?- me queje.

- Mínimo haz algo para ayudar, solo quieres dormir y drogarte con las medicinas que nos ayudarían para otra cosa- Reclamó.

- No eres mi padre para reprocharme eso- me queje cubriéndome con mis sabanas.

- Y no me gustaría serlo- murmuro- Ya levántate o tendrás que salir a buscar provisiones con Merle y el resto.

- Prefiero buscar provisiones- dije sin mirarlo.

- Entonces cámbiate que saldrán en media hora- avisó.

Me levante con un quejido y empecé a cambiarme, ate mi cabello en una coleta alta lave mi rostro y salí de mi habitación, empecé a caminar hacia la armería encontrándome con Merle.

- Hola niña- saludó con una sonrisa- ¿Nos acompañarás?- pregunto y asentí- Pero ayudarás o buscaras puro vicio- pregunto burlón.

- El tonto de Philip me quería poner a vigilar- me queje.

- ¿El tonto de Philip?- pregunto riéndose- es tu tío, deberías tenerle respeto al gobernador.

- Bueno, nadie más que ustedes saben que es mi tío, y prefiero que nadie más lo sepa, ni siquiera lo considero familia- me queje.

- Sabes que gracias a él estás viva- dijo y negué.

- Cial es la diferencia de morir a vivir como una estupida adicta que si no muero por los mordedores moriré por una sobredosis- dije con una risa sarcástica.

- Aveces me preocupas- murmuro y lo golpee en el brazo.

Hablemos un poco de mi, soy Isabella, tengo 17 años, soy sobrina de Philip o como muchos lo conocen "el gobernador" la razón por la que estoy con el es Woodbury es sencilla, todo inicio después de una fiesta.

💭

Amanecí en la cama semi desnuda, mire al tipo que estaba aún lado de mi y rápidamente lo reconocí, era un chico que había conocido en la fiesta, mire en la mesa de noche y ahí estaba mi teléfono, lo tome y mire la hora, eran las 7:23 am, se supone que debería estar en casa desde antes de que mis padres se despertaran, alarmada tome mi ropa y empecé a vestirme, fui al baño y me lave la cara, pude ver algunas pastillas que probablemente eran con las que me había drogado antes de acostarme con ese chico, tome las pastillas restantes y las guardé en mi pantalón.

- ¿Ya te vas?- pregunto el chico con una toalla en la cadera.

- Si me tengo que ir, por cierto no recuerdo mucho, pero espero esto no vuelva a pasar- dije apenada.

- Esta bien, no te preocupes- dijo con una risa.

Tome mi bolso y salí de aquella casa corriendo, el sol calaba, estaba aún bajo el efecto de las drogas, mi casa no estaba tan lejos así que empecé a correr.

Después de unos 5 minutos ya estaba frente a mi casa, escuché ruido adentro así que no valía la pena entrar por la ventana.

- Ya llegue- avisé entrando como si nada.

- Isabella, ¡ven para acá!- escuche gritar a mi madre pero la ignoré- No tenias permiso de salir a la fiesta- dijo acercándose a mi.

- Estoy cansada, iré a dormir- dije sin mirarla.

- ¡Isabella!- grito mi madre deteniéndome- Mírame a los ojos- pidió y la mire- ¿Te volviste a drogar?- pregunto y suspire.

Una nueva adicción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora