Prólogo

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Es en las noches de diciembre, cuando el termómetro está a cero, cuando más pensamos en el sol - Víctor Hugo

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Es en las noches de diciembre, cuando el termómetro está a cero, cuando más pensamos en el sol
- Víctor Hugo

Me siento en una roca cercana y cierro los ojos, dejando que el sonido del agua me transporte a un lugar más allá del tiempo.
El pueblo, apenas visible entre los árboles, parece estar en armonía con la naturaleza. Las casas de madera se mezclan con el entorno, sus tejados cubiertos de musgo. Los lugareños saludan con una sonrisa mientras pasan, y puedo sentir la calidez de su comunidad.

Es verano y el sol acaricia mi piel con una calidez reconfortante. Sus rayos, como dedos invisibles, se deslizan sobre mi epidermis, despertando sensaciones que parecen haber estado dormidas

Apolo estaba acostado en la orilla del Río, habíamos estado jugando todo la mañana, siempre era igual, mi confidente. No teme ensuciarse las rodillas ni mojarse los pies en charcos. Explora bosques, busca tesoros y se adentra en cuevas secretas (o al menos eso cree) y siempre me lleva con el.

— athenea — me llamo mientras se levantaba, su mirada clavada en mi — quiero enseñarte algo — sus mejillas sonrojaron y se acercó para sentarse en la roca junto a mi.

Lo miré con atención, su cabello castaño rubio brillaba bajo la luz del sol, y sus ojos claros se encontraron con los míos. Sentí un cosquilleo en el estómago, como si las mariposas hubieran decidido hacer una fiesta en mi interior.

Él y yo estábamos allí, en ese rincón apartado del mundo, donde el tiempo parecía detenerse.
Apolo se acercó lentamente, sus ojos avellana buscando los míos. Sus labios estaban tan cerca que podía sentir su aliento cálido. Mi piel se erizó, y mi mente se llenó de mariposas revoloteando.

Me pregunto si él sintió lo mismo. Si su corazón también dio un salto, si sus pensamientos se enredaron como los nuestros. ¿Será que este beso cambió algo entre nosotros? ¿O simplemente fue un instante mágico en medio de un bosque encantado?
Mis mejillas arden cuando recuerdo cómo inclinó la cabeza, cómo sus labios se encontraron con los míos. Fue un beso inocente, sí, pero también fue un pacto silencioso. Un tesoro compartido entre dos almas que apenas están comenzando a descubrir el mundo

¿Razón o Deseo? [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora