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Narradora

El ir y venir de los pasos apresurados de una manada desbocada alertó al mayor de todos que se encontraba tomando una taza de café.

— ¿No sonó la alarma? –cuestionó el recién llegado dejando de lado su maletín y saco.

— No, pero por fortuna llamar cinco veces a cada celular funcionó.

El ojiazul asintió sonriente y se fue a la alacena para sacar una taza y llenarla de café que aún quedaba en la estufa.

— ¿Todo bien con tus pacientes? –cuestionó Noah una vez el doctor se sentó frente a él.

— Me gustaría decir que si, pero... Hola cachorro.

Noah volteo a la puerta donde un pequeño de casi seis años los observaba.

— Hola aeito, hola aeito Oa.

Noah sonrió enternecido antes de simplemente levantarse y dejar un beso en la cabecita del menor que llevaba consigo un pequeño tanque de oxígeno.

— ¿Y tus hermanitos? –cuestionó después de asomarse al pasillo y no ver a nadie.

— Aiba –respondió al tiempo que levantaba su mano para apuntar al techo.

— ¿Quieres desayunar, cachorro?

El pequeño asintió y se adentro jalando el oxígeno en el proceso.

— ¡La odio!

Escucharon ambos mayores y el niño antes de escuchar pasos apresurados.

— ¿Todo bien? –cuestionó Noah al ver a Erica caminar en su dirección con una cara que denotaba su molestia.

— ¿Tú que crees? –cuestionó la rubia de mala manera.

— No le hables así a tu abuelo, niña.

La rubia solo miro al ojiazul que mantenía su seriedad intacto.

— Lo siento –murmuro antes de simplemente ir a la alacena y sacar una caja de cereal y un tazón.

— ¿Ahora que fue? –cuestiono Noah ignorando la grosería de su nieta y tratando de ser comprensivo.

— Se puso la ropa que me iba a poner hoy y ella sabía que me la iba a poner.

Noah asintió mientras que el ojiazul solo entorno los ojos y siguió sacando los ingredientes que requería para el desayuno del menor y de todos en general.

— Eso no es todo, abu, la semana pasada se atrevió a hablarle a un chico –dijo al tiempo que abrió un cartón de leche.

— ¿El chico que te gusta? –cuestiono Noah aventurandose a saber más, pero la mueca de asco de la rubia lo desconcertó.

— Que asco, abu, solo digo que es una o...

— Buenos días –saludo el recién llegado sin siquiera verles ya que se estaba acomodando la corbata de su traje.

— ¿Tendrás exposiciones? –cuestionó Noah al verlo tan elegante e ignorando la mueca de molestia de la rubia ante la interrupción.

— No, digo si... No quiero ir.

Peter respiro profundo mientras negaba lentamente y seguía con su labor de mezclar lo necesario para unos waffles.

— Tienes que ir Aiden, además, Ethan y Jackson estarán contigo, ¿No?

El gemelo mayor nego haciendo fruncir al mayor el entrecejo.

— Van en otro equipo y los de mi equipo no hicieron nada, mejor no voy, igual sacaré un mal puntaje.

Apuñalame Mas De Tres Vez, Pero No Te Vayasजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें