¿Sabes? me gustó estar hablando
contigo hasta las cuatro de la mañana.
Aunque sé que no es como antes,
me recordó a cuando solía
desvelarme sin ti,
perdiéndome en una telaraña
de pensamientos tejidos por el insomnio.
Luego, sin saber de dónde venías
cortabas esos hilos que liaban
mis nubes negras.
Sin saberlo me quitabas el nudo
de la garganta.
No creo que seas consciente
de cuánto calas en mí.
Tómatelo a risa si quieres,
pero más que lluvia eres
como una extraña luna
que me tiene de rodillas
en tu gravedad.
Creo que todos los cigarros
que intenté apagar en tu pecho
aún no se han consumido.
Sigo sentada a horcajadas
encima de tus piernas,
en mi mano un reloj de arena,
con todos nuestros recuerdos.
No me miras,
no soy más que
una pared en blanco.
Sé que debería fingir
que no me duele esa indiferencia
con la que has armado tus brazos.
Pero eso sería mentir,
y prefiero que pases por encima
de mí como si pisaras fuego
para no quemarte,
a mentirte.
De todas formas,
no te culpo
soy una tormenta de palabras.
Cuando peor estoy,
escribir me sirve para purgarme.
Últimamente no para de llover,
eso suena como un respiro
ya no está nublado,
solo dentro de mí.
Me camuflo con la niebla
de las calles,
y tengo otro color.
Hago metáforas constantemente
y lloro sola:
octubre rima con perderte,
noviembre sabe a encontrarte.
Febrero me recuerda a anhelarte
y todos los prefijos de arte.
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Coldwave
PoetryTe imaginaste que tu vacío era un vaso de cristal que podías tirar al suelo, pero Nellie, no eras como cualquiera que deja sus trozos sueltos esperando a desviar el camino para que nadie vea tus cicatrices. Tú eres la que me dejas dormida en los la...