Capitulo 20 - Ábrelo.

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Indecisión.

Eso sentía, la cabeza le iba a explotar de tanto pensar, buscaba señales en todo, en el paisaje, en los carros, los semáforos, la actitud de su hija.

Su hija, eso era, ¿Cómo iba a reaccionar Valentina?¿Qué haría si su hija prefería quedarse?¿Cómo le decía que tenían que volver?¿Y si...?¿Y si qué? Todo giraba, todo la mareaba, estaba pérdida.

- Alta, ¿Estás bien?.

- No, quiero un té - bufa sentandose en la isla de la cocina.

- ¿Qué te pasó?¿Por qué vienes así?.

- Quieren que me quede - susurra con la mirada perdida.

- ¿Quién?.

- Tomás quiere que sea su representante aquí en México.

- Pero eso es una buena noticia, ¿No? - ya estaba preparando el té.

- No, Regina bueno, no sé - se toma la cabeza con ambas manos.

- ¿Qué no sabes?.

- Tengo miedo, no quiero quedarme pero tampoco puedo ser egoísta con mi hija, no puedo.

- ¿A qué le tienes miedo?.

- A caer otra vez, a dejar que me humillen como años atrás y volver a huir como una cobarde, miedo a que le hagan daño a mi hija, le tengo miedo a todo.

- ¿Quién querría dañar a Vale?.

- Su abuela, esa mujer es de lo peor.

- Elisaura - asiente - ¿Qué hizo esta vez?.

- Le hizo una prueba de ADN a Valentina y a José Luis, le hizo creer a él que Vale no es su hija, ¿Puedes creerlo? Esa mujer no tiene escrúpulos y el idiota de José Luis...

- Le creyó todo, como siempre.

- Exacto, ¿Qué hago? Valentina me va a odiar si me la llevo.

- Enfrentar, Altagracia - se acerca a ella - lo que siempre has hecho, enfrentar tus problemas sin agachar la cabeza.

- Pero es que no es fácil, es diferente cuando está de por medio mi hija, por un lado quiero que sea feliz pero por el otro me da miedo que salga lastimada, José Luis sigue siendo el mismo que se esconde tras las faldas de su madre.

- Llevaba años sin escuchar de la madre de Navarrete.

- En parte fue por culpa de ella que nuestra relación no llegó a más, ella lo sometía para que siguiera con Eleonora y yo, yo como siempre me aguantaba todo.

- Es que lo amabas.

- Como una tonta, me dejé humillar, agaché mi cabeza y le permití a él que viera todo lo que era, me entregué completamente y ¿Todo para qué? Para que viniera Elisaura y lo engatusara, ¿Cómo una madre puede ser así?.

Sus lágrimas empezaron a salir, todo era un hoyo negro en su cabeza, estaba bloqueada, no sabía que hacer. Regina le pasó el té y luego la abrazó, quería que se sintiera acompañada, que supiera que su hermana estaba ahí siempre.

Tuvo que controlarse al escuchar la voz de su hija en la sala.

- ¡Ma! Ya estás aquí.

- Hola, mi vida - sonríe.

- ¿Estabas llorando?.

- No nena, solo tengo sueño - la cargó y la dejó sobre la isla.

- No me mientas, te conozco - acaricia su rostro - sé que llorabas por algo.

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