Hay Amores que te aman aun contra tu naturaleza

28 4 14
                                    

Estaba aburrido, sentado en el sofá intentando buscar algo interesante en la televisión, de pronto me vino el recuerdo del beso que me dio Tom y no pude evitar sonreír embobado, era claro que nos habíamos hallado, nuestras épocas eran algo distintas, pero eso no había sido ningún impedimento ahora.

Apague el televisor y decidí meterme al internet en mi laptop, cheque las redes sociales y Tom había publicado algo que me dejo perplejo.

"Te encontré o me encontraste, eso aun no lo sé, pero no me importa por el simple hecho de que ahora nos tenemos, junto a ti me siento bien y solo cuento las horas para volver a probar tus adictivos labios."

Releí eso varias veces, y luego vi otros comentarios más que puso Tom, una chica que al parecer era compañera de él, de esas típicas chismosas, le decía que quien era la afortunada, que porque no le contaba, por un momento me sentí incomodo, como en esos tiempos de la escuela donde los rumores se esparcen muy rápido, pero luego sonreí, esa chica no podría imaginarse la respuesta.

Seguí leyendo algunas cosas más hasta que sin querer me tope con una conversación que sostenía Tom con Georg, se veían muy misteriosos con lo que escribían, lo hacían como en clave. Cheque el horario de su conversación y al ver que estaba pasando en ese mismo instante cerré los ojos concentrándome e hipnotizando a Georg logre saber que pasaba: Tal como sospeche hablaban sobre mí, presentían algo raro que les daba curiosidad.

Volviendo a la normalidad cerré la laptop de golpe, me sentía angustiado, no quería que al saber la verdad Tom se alejara de mí, así que si era necesario yo mismo se lo confesaría.

Pasaron unos días y Tom no me llamaba, incluso me dejo una nota por internet donde me pedía que no pasara por él en las mañanas ni lo recogiera de la escuela, me vi tentado varias veces a ir a buscarlo pero preferí aguardar a que el me dijera algo, no quería importunarlo.

Era sábado en la mañana y no sabía qué hacer, así que me puse a leer un libro, un rato después escuche que tocaron la puerta y de inmediato Jack se apresuro a abrir.

- Joven Tom, ¿gusta que lo ayude con esas valijas?- dijo mi mayordomo atento.

- Solo son cuatro, pero bueno- exclamo con voz agitada, y yo corrí a la puerta al escuchar su voz.

- ¡¡TOM!!- casi grite emocionado y lo cargue con todo y las dos enormes maletas que cargaba introduciéndolo a la sala-- ¿Por qué no me avisaste que venias? Pude haberte ayudado con tus cosas- exprese confuso bajándolo.

Jack metió las otras dos maletas dejándolas en la sala junto a nosotros y se retiro al instante, Tom se rasco la cabeza nervioso y me sonrió apenado, yo lo abrace de inmediato y luego lo solté dándole un ligero golpe en el hombro.

- ¡Hey!- se quejo- estuve algo ocupado estos días ayudando a mis padres a empacar también y me trajeron de un lado para otro. Disculpa si no te llame, pero ya te imaginaras lo entretenido que estuve- manifiesto al fin mi chico rastudo.

- Ok, lo que importa es que ya estas aquí. Vamos a dejar tu equipaje en mi habitación- indique contento.

- ¿Por qué a tu habitación? ¿No tienes una para huéspedes?- cuestiono el extrañado.

- Aaah- balbuceé- si, pero estarás mas cómodo conmigo, y tendremos oportunidad de charlar y hacer cosas juntos. Pero si te molesta ahora mismo mando que acondicionen la recamara de visitas.

- No, está bien, tienes razón. Sera mejor y podremos convivir mas compartiendo habitación.

- Pues entonces vamos.

Tome dos maletas y Tom cargo las otras dos, subimos y las dejamos en una esquina de mi alcoba, le ayude a desempacar asignándole un lugar en mi closet y algunos cajones en los que podría guardar sus cosas. En cuanto terminamos nos dejamos caer sobre la cama, Tom estaba exhausto y yo quise acompañarlo en su reposo.

Entre sangre y amor Hay amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora