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Las cosas en la casa Fernández estaban tensas. Clara aceptaba ponerse el delantal todas las mañanas y Enzo se portaba distante, simplemente desayunaba y luego la cocinera le dejaba la comida preparada para el almuerzo y la cena.

Luego de eso, Clara se iba a su curso de cocina, en dónde había conocido personas nuevas con las cuales compartía las clases. Estaba aprendiendo un montón, pero no tenía dónde aplicarlas, ya que Enzo solía comer cosas básicas.

— Roger, necesito nuevos clientes, me estoy quedando atrás —le dijo a su representante una tarde— Ya sé que Fernández dijo que si renunciaba no voy a conseguir trabajo en otro lado, pero intentemos igual.

— Está bien, Clari, voy a hacer lo que pueda.

La cocinera se quedó tranquila con esa respuesta; sin embargo, las semanas pasaban y nada nuevo surgía. Por lo que, harta de caer siempre en lo mismo, decidió que lo mejor era hablar con Enzo.

Era de mañana, el jugador se encontraba desayunando en silencio, como venía haciéndolo hacía semanas, cuando Clara decidió contarle, muy random, que estaba haciendo un curso nuevo.

— Estaba pensando que tal vez te gustaría probar algo de ese curso —dijo nerviosa.

— Me parece bien, siempre y cuando no uses berenjena —contestó amigablemente Enzo.

Ella le agradeció de mil maneras, contenta de poner en práctica todo lo que estaba aprendiendo.

— Clara —dijo él— ¿Podrías volver a hacernos de bartender con los chicos? Tenemos una reunión el sábado a la noche y te recomendé a vos.

La cocinera se mostró sorprendida. La realidad es que preparar tragos no era su fuerte, a veces los preparaba pasándose o faltando medidas de alcohol, no se sentía segura en ese campo.

— ¿Seguro? Mira que no soy tan buena en eso...

— Segurísimo, a los chicos les caíste bien, además —dijo Enzo, tomando un sorbito de café.

Clara le sonrió, en un intento de parecer amistosa, pero de cualquier manera estaba insegura.

— Está bien, para lo que necesites.

— Gracias —finalizó Enzo, retirándose de la cocina.

Clara se quedó sola, preparando el resto de la comida del día.

Finalmente, el sábado, Clara se preparó para hacer de bartender. Se puso ropa sencilla, aunque decidió pintarse los labios de color violeta, sintió que eso le agregaba un toque de "noche" a su outfit.

Enzo pasó a buscarla cerca de las ocho de la noche, oliendo a perfume caro y con su típico reloj en la muñeca. Clara quería hundirse en ese aroma.

— ¿Cómo estás? —preguntó Enzo, en un incómodo silencio camino a la casa de Cole.

— Bien, un poco cansada, ¿vos?

— También cansado —se le notaba en la cara— Intenta pasarla bien esta noche, yo sé que es trabajo, pero me gustaría que la pases bien.

— La paso bien trabajando —contestó Clara— Vos preocúpate por los tragos que me vas a pedir.

Enzo sonrió, mirando de reojo a Clara. Estaba un poco somnoliento, pero se había comprometido con sus amigos de que estaría presente y que, además, llevaría a Clara.

Cuando llegaron a la casa del compañero de equipo de Enzo, Cole los recibió con un abrazo a cada uno.

— Nuestra bartender favorita —dijo el chico en broma, Clara le respondió con una sonrisa.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴄʜᴇʟꜱᴇᴀ ꜰ.ᴄ. | +18Where stories live. Discover now