I Think He Knows

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Necesitaba estar unos días con mi madre.

Y mejor aún, estar unos días con Freen, sin temer a que alguien nos descubra.

Volver a Ayutthaya era deprimente después de haber estado tan a gusto en Chiang Mai, tan sólo charlando, bebiendo té sabroso y hogareño, tomando algunas fotografías de los paisajes.

¡Cuánto había extrañado poder tomar mi cámara y simplemente mirar los colores a mi alrededor a través de mi lente!

Volvimos de noche, y dejé a Freen en su casa, intentando no deprimirme o enojarme si volvía a hacer lo que hizo cuando volvimos de la playa.

Inesperadamente me invitó a pasar y empezó a besarme apasionadamente, sin miradas curiosas.

Siendo que habíamos estado con mi madre, obviamente Freen no se había sentido tan cómoda o relajada para dar muestras de afecto, más que algunos besos castos de buenas noches o buenos días. Pero al entrar a su casa, al parecer su ansiedad la había sobrepasado, aferrándose a mis labios con voracidad, haciendome levitar de gusto.

Mis manos se dirigieron inmediatamente a su estrecha cintura, aprisionandola contra la pared mientras sentía sus jadeos en mi oído, llevando mi boca recién liberada a su cuello. Su perfume era tan intoxicante, adictivo, y parecía que me abría el apetito por su piel. Era increíble como en dos segundos podía pasar de un humor calmo y aplacado, a un volcán erupcionando en mi interior. Freen podía enloquecer cada una de mis neuronas, y yo estaba bien con ello.

Estábamos fundiéndonos y ya listas para ir a la habitación, cuando mi teléfono comenzó a sonar. Al principio intenté no prestarle atención, mientras procuraba saborear la piel de Freen con entusiasmo, pero la insistencia del aparato me obligó a mirarlo. Era una llamada de Nam, lo que me resultó extraño.

Debo contestar, esperame un momento– le dije, mientras dejaba un beso profundo para que no perdiera el humor en el que estábamos.

[¿Hola?]

Becca! Menos mal que atendiste! ¿Qué no viste mis mensajes?!]

[No, lo siento Nam, acabo de llegar a casa de Freen. ¿Qué ocurre?]

[Ocurre que Non estuvo bombardeando a mensajes. Intenté no contestar ninguno, pues no sabía qué decirle sobre ti, pero empezó a llamarme. Sólo atiné a decirle que estabas aquí, que sólo estábamos charlando y teníamos los teléfonos lejos, pero empezó a discutir, y está en camino.]

[¡Maldita sea! ¿Por qué está yendo? ¿Qué te dijo?]

[No lo sé, hablaba raro. Por momentos parecía que hablaba contigo, no conmigo. Sólo balbuceó que tenía que buscar a su esposa de una vez y cortó.]

[Mierda, mierda, mierda. Ok, ¿hace cuanto fue eso?]

[Hace cinco minutos...]

[Bien, de acuerdo. Si Non está borracho, como creo que lo está, tardará en llegar. Voy saliendo para tu casa.]

[Pero Bec...]

Corté la llamada, y miré a Freen, que tenía una mirada de preocupación y molestia.

Sabía que en ese mismo momento todas sus alertas estaban encendidas, y que probablemente me encontraría con una pared de hielo.

Perdona, surgió un problema. Debo ir a casa de Nam rápido– comencé a explicar.

No necesitas decirme nada– dijo tan fríamente que sentí como si una esquirla de hielo cortara mi cara.

Si necesito, porque eres a quien quiero– susurré, dejando mi mano acariciar su rostro para mirarla a los ojos –Por favor, no me dejes afuera. Sólo debo arreglar algo– dije, para dejar un beso sentido en su mejilla –Te llamaré luego– me despedí, viendo como sus ojos brillaban pero al mismo tiempo su expresión se mantenía seria.

Enchanted | FreenBeckyWhere stories live. Discover now