Los vecindarios privados son un lujo que no todos se pueden permitir, las personas que tienen las posibilidades para acceder a este tipo de vivienda poseen un buen estatus socioeconómico.Sergio, un mexicano que llego a Inglaterra a una temprana edad, se siente lo bastante orgulloso de la vida que ha logrado construir en este país a pesar de los problemas que se presentan todos los días ante él por su lugar de origen, que, aunque en un principio fueron motivo de noches de llanto y sentimientos de vergüenza, para el actual Sergio no representan algo más allá que ignorancia de la sociedad y su falta de empatía con los demás. El mexicano vive bien, se mudó hace dos años a una buena zona, es un vecindario con altas calificaciones por su nivel de seguridad y los habitantes son agradables; adoptó a un cachorro de Golden retriever hace medio año y su vida laboral es favorable, no podría pedir algo mejor que esto, no importa que algunas veces sienta un vacío sin fondo en el pecho y que la sensación de estar incompleto no lo abandonara ni un solo día.
—¡Max! — Checo gritó desde su patio, se preparaba ir a trabajar. Como de costumbre antes de marcharse le sirvió a su mascota la cantidad suficiente de croquetas para que no pasara hambre hasta que él regresara, y cambió el agua de su recipiente por una más fresca.
El can llegó corriendo hasta donde se encontraba, felizmente ignorándolo a favor de ir directo por su comida, y provocó que el latino soltara una carcaja. Se agachó para acariciar la cabeza peluda del perro en manera de despedida y e ingresó a su hogar. Completó sus pendientes y salió de su casa. No se preocupaba por el cachorro, su patio tenia bastante sombra y gran espacio, y su mascota tenia un buen comportamiento, sin más que hacer, arrancó su auto y se fue a la ciudad.
Sebastian se jactaba de ser un gran cocinero, le gustaba mucho recrear platillos que probara durante alguna de sus salidas con sus amigos en la comodidad de su hogar y tratar de mejorarlos, era su afición. Esa mañana en particular estaba experimentando con una nueva comida, el fin de semana anterior salió con un par de amigos a cenar y uno de los platos pedidos fue, en sus palabras, una experiencia celestialmente magnifica durante cada bocado, así que después de investigar un poco y reunir los ingredientes necesarios, se puso manos a la obra. Sin embargo, un fuerte ruido proveniente de su patio lo hico parar e ir a revisar.
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¡Max!
FanfictionCuando tienes un dueño como el de Max, que babea todas las mañanas por el vecino de junto y sin embargo no mueve ni un dedo por tratar de hablar con él, no te queda otra salida más que meter tus patas en el asunto y darles ese último empujón. O Tod...