OO. "𝗡𝗢 dejes que te anude."

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Prólogo.

Continuación leve del smutt de "You keep me wet".

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Su espalda desnuda se arqueó contra la suavidad del colchón y el revoltijo de sábanas.

Gemidos de éxtasis y satisfacción eran largados por sus sonrojados labios que con anterioridad fueron besados hasta el cansancio por los ajenos, mismos que ahora mismo tenían aprisionados uno de sus pechos, succionando con fuerza mientras penetraba su insaciable interior, que con cada estocada se tensaba aún más.

Alastor lloraba a carcajadas del placer, de la dicha de ser atendido por alguien más que no fuera él. Nunca imaginó que tener compañía para su celo fuera tan satisfactorio pero definitivamente no iba a volver a pasar sus calurosas noches en vela.

El rasposo miembro de Husk se hundía en su interior en potentes embestidas que daban justo en su próstata, ocasionando que sus paredes anales se apretaran a su alrededor, casi como si su interior estuviera hambriento por el semen de su adorado cantinero.

Cada embestida en el lugar correcto lo hacía ver las estrellas de un cielo que en muchos años no ha visto.

Sus garras se enterraban ligeramente en la nuca del gato alado, incentivándolo a continuar saciando su sed con su leche. Sus piernas abrazaban temblorosas las amusculadas caderas del Alfa, acompañándolo en su compás con necesidad, creando nuevos rechinidos en la cama del Demonio Radio que daban la impresión de romperse en cualquier momento.

Awhhm, H-Husky... —se quejó agudo cuando abandonó su pecho ya seco y de pezón hinchado, pero sus gimoteos se interrumpieron cuando Husk se pasó al otro pezón, chupando con descaro, apenas y rozando sus dientes.

Y ni hablar de Husk. Estaba más que encantando con el sabor de la dulce leche del Omega. Estaba tan desesperado por tomar toda que no se daba cuenta que parecía un crío siendo amamantado por su madre. La calidez del líquido calmaba sus sentidos, relajándolo aunque no lo quisiera. Ese era uno de los efectos que tenía la leche de los Omegas en el embarazo (o en cualquier otra situación), pues servía como un excelente somnífero para sus crías y de gran ayuda para que conciliaran el sueño.

Tal vez era por eso que se sentía tan a gusto que incluso ronroneos salían de él inconscientemente. Se sentía tan jodidamente bien follarse a un Omega en celo ¿Hace cuánto no lo hace? Definitivamente tenía que hacerlo más seguido.

Y tal vez... Con cierto favoritismo por el ciervo.

Alastor sollozó lamentable, gimiendo con más fuerza entre la estática de su radio interna que suplía la función de un corazón de verdad y los contundentes choques de las bolas del gato alado contra sus sonrojados glúteos cada que penetraba su estirado agujero rosado.

Joder.. —jadeó Husk contra su pecho casi vacío—Que bien me aprietas, mamá cierva... —largó como un comentario burlón antes de volver a tomar el sensible pezón entre sus labios y continuar con la succión, sintiendo las pequeñas contracciones del ciervo.

Alastor, lejos de sentirse indignado u ofendido ni siquiera le prestó atención a ese hecho. Pues estaba concentrado en lo ardiente que se sentía el pene palpitante en su interior; tan caliente y largo. Tan... Maravilloso.

No tenía ni la menor idea de que el sexo podía ser tan gratificante.

Se sentía sin aire, al límite de su próximo orgasmo. Su virilidad temblaba contra el peludo abdomen del minino, goteante de flujo y listo para correrse en cualquier momento.

⋆ 𝗛𝗢𝗪 𝗡𝗢𝗧 𝗧𝗢 𝗕𝗘 𝗣𝗔𝗥𝗘𝗡𝗧𝗦 ⋆Where stories live. Discover now