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A la mañana siguiente, Hermione bajaba de la habitación de las chicas en la torre de Gryffindor. En esa oportunidad iba sola ya que Ginny odiaba despertar temprano los domingos, pero ella en cambio si acostumbraba a hacerlo, ya que amaba sentarse en la tranquilidad del Gran Comedor a desayunar mientras leía un buen libro.

Al salir por el retrato de la entrada se topó con un Malfoy esperándola en el pasillo, claro que era el Draco Malfoy del futuro.

—Buenos días, preciosa —le dijo—, espero que hoy hayas despertado espléndida.

A Hermione no le dejaba de parecer extraño todo aquel asunto. Ella no acostumbraba a que ningún chico (en ese caso, un hombre) la tratara de esa forma. Y mucho menos si se trataba de Malfoy.

—Buenos días, Malfoy —saludó ella algo desconfiada, empezando a caminar por el pasillo

—Draco —corrigió él, siguiéndole—. Aunque de donde vengo me solías decir "mi amor".

Hermione frenó el paso de la nada, casi se caía de la impresión.

—¿Estás bien? —se acercó a ella—. Dame tus libros, ven, te ayudo.

Draco no dejó que respondiera cuando ya estaba tomando sus libros y bolsita de cuentas en sus manos. Siguieron caminando.

—¿Por qué eres tan lindo conmigo, Mal... Draco? —preguntó ella, corrigiendo antes de volverlo a llamar por su apellido.

—Porque lo mereces, amor —respondió él de lo más normal. A Hermione se le subieron todos los colores, por lo que él sonrió.

—Yo... no acostumbro a esto ¿sabes? —dijo ella—. Es algo raro que de un día a otro llegues tú y me trates como si fuera lo más preciado para tí —frunció su ceño—. No comprendo todo lo que sucede, ¿por qué viniste al pasado? ¿Cómo es que tú y yo llegamos a casarnos?

Llegaron al Gran Comedor, y Draco le siguió hacia la mesa de Gryffindor, sentándose a su lado.

—Creéme, no fue fácil —dijo Draco—. Pero ocurrió.

—Quisiera hablar sobre todos los detalles —pidió ella.

—Todo lo que desees, amor.

Hermione sentía que iba a explotar de tanto sonrojarse con todo lo que le decía aquel hombre.

—Desayuna primero, luego hablaremos de ello —le volvió a decir él.

Hermione asintió y empezó a comer junto al rubio. A veces lo atrapaba mirándole con una sonrisa boba, lo cual le causaba un revuelo en su corazón. Ella no sentía absolutamente nada por Malfoy, pero este Draco la hacía sentir tan querida que no podía evitar sentirse nerviosa.

El Gran comedor se llenó de estudiantes poco a poco, incluso Ginny llegó junto a ellos y se sentó al frente con una sonrisa en su cara.

—Hola, Herms —saludó feliz, luego miró al hombre—. Señor Draco

El aludido frunció el ceño.

—¡No soy un anciano! —reclamó—. Tengo veinticuatro años.

—Si, si, como digas —bromeó Ginny—. En fin, ¿me dirás con quién me caso?

Hermione negó con la cabeza riendo. Comenzó a levantarse de la mesa, pues aunque la pelirroja apenas llegaba ella ya había terminado de desayunar.

—Sólo por decirme anciano, no te diré —Draco sonrió con satisfacción, levantándose junto a la castaña y tomando sus cosas—. Tal vez si lo adivinas te diré si es.

Ginny bufó.

—Sólo dime que no es Harry, por favor.

—Lástima, si te casaste con él —le dijo Draco—. De hecho tienen tres hijos y uno más en camino.

The time traveler | Dramione |Where stories live. Discover now