Capítulo 1 ¡Los licántropos!

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Hola, me llamo Dalia Espinoza y soy una chica común y corriente que ama a su única amiga, pero cuando mi adorada amiga me dijo que los hombres lobos, o sea los licántropos existían, reí a carcajadas de las tonterías de ella. Ella es única y también muy creativa. La pobre aún cree en el conejo de pascua, en las hadas, los duendes ¿Pueden ustedes creerlo? O soy yo la que no cree en nada.

En fin, les voy a contar lo que pasó ese día en particular, que cambió mi vida de una manera de ciento ochenta grado y que fue muy espectacular.

— ¿Los qué? —le pregunté con burla. No podía creer lo que ella estaba hablando en ese momento. Me la quedé mirando a los ojos para ver su mentira o su burla, porque pensé que me estaba tomando del pelo, pero al fijarme en su bello rostro y en sus ojos llenos de credulidad comprendí que la cosa era muy seria.

Solo me la quedé mirando en total silencio y vi en su rostro la sinceridad de sus palabras, sin embargo, yo no le creía absolutamente nada. ¿Quién puede creer en esas tonterías? ¿Hombres lobos? ¡Eso no existe!

— ¡Es en serio, Dalia! — dijo ella mirándome muy molesta al ver la burla en mi rostro. Lo siento, pero soy muy transparente y ella pudo ver mi incredulidad.

Me levanté de la silla donde estaba sentada muy juiciosa esperando que ella me contara toda esa chorrada de tonterías y comencé a arreglar los objetos que me voy a llevar para mi trabajo. De verdad la amo, pero ¡cómo es posible que una mujer como ella sea tan tonta!

—Lo siento Brenda, pero lo que me dice es para reír a carcajadas. Las cosas que dices, tú creyendo en hombres lobos a esta altura de la vida. Eso solo se lee en las novelas de plataformas o películas. Me acordé de una de vampiros que tanto me encanta.

Ella me miró con rabia y tal vez con un poco de decepción y resopló pateando el suelo de nuestra habitación. Al oírla rodeo los ojos y continúe con mi discurso.

—Esas son sólo leyendas para jóvenes y niños, cuentos que eran narrados en otros tiempos, solo para que las personas tuvieran miedo y no se adentraran solos a los lugares oscuros o solitarios. Y así tenerlo subyugados a la esclavitud de la ignorancia.

Brenda entrecerró sus ojos que brillaban de pura decepción porque yo no creía en sus palabras. Ella siempre me cuenta todo y lo aceptaba, pero el cuento de los hombres lobos es simplemente ridículo.

—Está bien, no me creas —dijo molesta conmigo —pero cuando llegue el momento y te presente a mi novio. No vayas a salir corriendo y con los calzones mojados por el susto.

Al oírla me giré y la miré a los ojos para luego cruzarme de brazos y comprendí que mi amiga si estaba creyendo todas esas mentiras que me decía, o sería que mi amada amiga consumía porquerías que le secaba el cerebro. Rei de forma mental para que ella no se molestara más aún con mi idea sobre su adicción a las porquerías.

Los ojos de Brenda me miraron de qué manera, les juro que por poco me atraviesa y deja muchos agujeros en mí.

—Está bien, no me creas y sé que te vas a tragar toda esa burlita y sobre todo tus ínfulas de sabelotodo se van a ir a la mierda cuando que hay un mundo allá afuera y que nosotros no lo sabíamos— Brenda sostenía su mirada con mucha furia.

Al oírla resopló molesta. No debía ser para tanto. Así que como no quiero ofenderla me guardo mi opinión sobre el asunto y si ella cree en esa basura de mentiras no soy quién para evitarlo, ni mucho menos para criticarla. Pero ¿Creer en los hombres lobos? Eso es una gran estupidez.

Miro a mi alrededor y veo nuestro apartamento, llevamos más de cuatro años juntas y hasta el momento nunca habíamos tenido una diferencia o alguna discusión, hasta que llegaron los imaginarios hombres lobos.

En silencio pienso que es mejor terminar esa tonta discusión así que dejó un suspiro para tomar fuerza y charlar de manera calmada. Amo a mi amiga, ella siempre ha sido como una hermana.

—Bueno, digamos que acepto lo que me dices, que sea cierto — le dije para que ella se tranquilizara un poco — pero ¿Has visto uno? ¿Cómo son? ¿Son bellos o tienen dientes filosos? ¿Comen carne o son vegetarianos? ¿Dónde viven? ¿Viven en una comunidad organizada? Y lo mejor aún, ¿Por qué nadie los ha visto solo tú?

Brenda se levantó furiosa e indignada de mi incredulidad y tomó su bolso.

—Cuando llegué quise contarte algo que me pasó muy importante para mí— comenzó a decir con el ánimo muy bajo. Se nota que mi incredulidad la ha herido, solo arqueo mis ojos para no fastidiarla más — quería decirte que muy pronto me voy del apartamento.

— ¿Qué? — eso dolió. Tanta mentira para decirme que me deja sola.

Ella ni pestañeo de mi enojo por su mentira solo continuó como si yo no existiera.

—Ya conocí a mi compañero de vida— me miro a los ojos muy seria.

Yo fruncí el ceño. Algo raro le está pasando a mi amiga. Después que no cayera en una de esas sectas dónde les lavan el cerebro. Ahora, si me preocupo.

—Brenda solo piensa bien las cosas— suavice mi voz para que ella no siguiera enojada y no me dejara sola en ese apartamento, ¿quién me va a ayudar a pagar la renta?

—Pero realmente tú no crees ninguna de las palabras que te he dicho— me mira con dolor y me hace sentir chiquitita—, y piensas que solo son patrañas mías.

Me hizo sentir muy mal. Ella es mi mejor y única amiga, ya se los había dicho.

—Lo siento mucho Brenda, lo que pasa es que siempre digo lo que pienso y yo no creo en hadas, vampiros u hombres lobos. Eso es pura literatura. Nunca ha sido demostrada su existencia.

Ella me mira con amor.

—Porque tú no creas en algo no significa que eso no existan— dijo Brenda con cariño y dirigiéndose a la puerta de la salida— nos vemos más tarde.

— ¡Bre! — la llame.

Ella se giró y esperó a que yo hablara.

—De verdad discúlpame— me urgía que ella no se fuera disgustada conmigo.

—Nos vemos más tarde ya voy tarde para mi trabajo— dijo cortante y algo triste— si no vengo es porque voy a estar con mi novio.

Mi lengua viperina volvió a relucir.

— ¿Tu hombre lobito? — dije con cierta burla en mi voz y por la mirada que ella me lanzó supe que la había embarrado de nuevo.

Me llevé la mano a la cabeza cuando vi que cerraba la puerta con algo de fuerza, menos mal la puerta es de roble y está bien firme.

— ¡La volví a cagar! — dije para mí en la soledad del apartamento.

Quede mordiendo mi labio, no era justo que ella se enojara porque no creo en un montón de mentiras. Pero ella también debía comprender mi punto de vista. Ya estoy muy vieja como para ponerme a creer en todas esas patrañas solo porque aparecen películas románticas de vampiros yo voy a creer que Bella Swan y Edward Cullen existen. Sonreí ante la imagen de una de mis películas favoritas.

—Aunque el lobitos Jacob esta super lindo— dije en voz alta y con una risita perversa.

Dejé salir todo el aire de mis pulmones.

Malhumorada caminé hacia mi habitación y me di un largo y fresco baño. Hacía bastante calor y donde yo trabajo el calor es muy fuerte.

Salí envuelta en mi toalla y caminé hacia la cocina a beber un jugo y es cuando veo mi reloj.

— ¡Maldición! — grité y salí corriendo a cambiarme— ¡Se me hizo tarde otra vez!

La luna del AlfaWhere stories live. Discover now