Capítulo Cinco

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- Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no.- Confiesa Sergio, haciendo un puchero. Max suelta una risita.

- Algún día tendrás un auto, Sergio.

- Ese es el apoyo que necesito.- Exclama Sergio, riéndose solo.- Mis padres y Carola creen que no soy lo suficiente responsable para tener un auto... Murmura el pelinegro frunciendo el ceño.

- Deberías darles razones para que te consideren una persona responsable entonces.

- Supongo.- Murmura Sergio, observando detalladamente el masculino perfil de Max. Cómo de sencillas serían las cosas si el chico no fuera la cosa más virginal que Sergio había conocido en su vida.

Debía admitir que, con el tiempo, se fue dando cuenta de que Max  realmente era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía una linda sonrisa y unos ojos encantadores. Sergio podía admitir sin temores que le gustaba... Pero el chico probablemente moriría de la vergüenza si se lo decía, y ni hablar de darse un beso o algo parecido.

Así que las cosas eran más complicadas de lo que se veía a simple vista. Incluso había hablado con Charles acerca de su reciente y nuevo gusto por Max, pero este siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse.

Al parecer sus padres tenían razón, pues Sergio no era fanático de cargar con responsabilidades demasiadas pesadas, y salir con Max implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa... Y Seegio no contaba con paciencia suficiente para estar en una situación en la que Max  fuese su novio y no poder tocarle o hacer con él lo que en sus fantasías se presentaba con tanta frecuencia.

A pesar de que, el comienzo de aquella amistad, las disculpas, la amabilidad; fue todo por un enfermizo deseo de obtener la polla del castaño, Max estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos y, mucho menos, una razón válida de existir. Se podría decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cosas en las que no quería profundizar, pues tampoco era que desease alejarse de Max.

Quizá... Debería empezar a considerar la idea de que "sólo amigos" no era tan malo después de todo.

-¿Es aquí?- La voz del dueño de su maraña mental interrumpió el flujo de sus pensamientos con aquella pregunta, y Sergio tuvo que mirar a su alrededor para ver en donde se encontraban, pues se había perdido de todo.

- Eh... Sí.- Murmuró Sergio, observando el nombre del club al que Lance les había invitado aquella noche.

Max se dirigió hasta donde se podía observar una hilera de autos estacionados y se detuvo en el final, donde apagó el motor.

Sergio a punto de salir, hasta que se percató de que el castaño no se movía. Así que le miró.

- ¿Te pasa algo, Max?- Preguntó Sergio, acercando su mano hasta el cabello del castaño y revolviéndolo levemente.

- N-nunca había salido... A lugares como estos...- Confesó Max. Sergio sonrió, pues ya se lo esperaba.

- No te preocupes, nosotros estaremos pendientes de ti todo el tiempo, no te pasará nada.- Lo tranquilizó, acariciando su mejilla. Max le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

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