¿Qué es un rey para un dios?

Capítulo 4 : Los primeros pasos

Kong corrió con los nudillos a través del terreno lleno de flora del núcleo de la Tierra, con un ceño ansioso en su rostro. Todavía no se había topado con ninguna otra criatura desde que comenzó su viaje. Lo más probable es que también escucharon la llamada de Gojira y tomaron la sabia decisión de alejarse corriendo del área. Cualquier criatura con medio cerebro no querría ser atrapada entrometiéndose en el negocio del 'Rey de todos los Monstruos'.

Kong disminuyó la velocidad y examinó el paisaje abierto, buscando al reptil gigante, mirando ansiosamente por encima de las montañas con la esperanza de localizarlo, o al menos vislumbrarlo.

Otro rugido resonó en el aire, el sonido innegablemente resonó en una caverna montañosa cercana. La entrada a la colosal cueva era irregular y rugosa, un presagio del antiguo y peligroso Titán que actualmente habitaba sus profundidades.

Kong miró inquieto el oscuro túnel y reunió todo su coraje y entró lentamente en el territorio desconocido. Su inquietud creció mientras miraba alrededor del oscuro túnel, Godzilla no estaba a la vista.

Sin embargo, al final de la caverna había una gran masa de agua, probablemente uno de los muchos pasajes marinos subterráneos que conectaban la Tierra Hueca y la Tierra Superior. Y sumergido en la amplia zona de agua estaba el propio Godzilla, el reptil habría quedado escondido en las sombras si no fuera por sus grandes espinas dorsales iluminando un azul vibrante. La luz se reflejaba en las paredes de la cueva, bañando a Kong con su brillo azulado.

El simio gigante comenzó a entrar en pánico al ver el brillo azul, las únicas veces que había visto al Kaiju irradiar azul fue junto con su ardiente aliento atómico. Retrocedió con cautela, gruñendo de angustia, su espalda ardía por el recuerdo del calor ardiente azul de los Titanes.

Al ver la reacción de pánico de los simios, Godzilla atenuó el brillo de sus espinas, el brillo azul aún estaba presente pero menos intenso.
El miedo de Kong se transformó en confusión ante las acciones del reptil. ¿Para qué cargar su aliento atómico si no iba a usarlo?

Fue sacado de sus pensamientos cuando Godzilla emergió completamente del agua, con el cadáver de una ballena entre sus mandíbulas. Sus fluidos sangrientos gotearon por su barbilla para caer silenciosamente sobre el suelo de roca.
Esta ballena parecía ser mucho más grande en comparación con su especie normal, al menos lo suficientemente grande como para que Godzilla la considerara digna de "cazar".

Acercándose al simio, dejó caer el cadáver a los pies de Kong, agachándose para acercarlo con su hocico al primate.

Kong se quedó estupefacto, ¿Godzilla lo llamó aquí para darle esto?
Y si es así ¿por qué?

No es que Kong no supiera cazar para su propia comida, incluso diría que era un excelente cazador.

¿Se lo trajo el Rey para burlarse de él?
Sin embargo, una mirada a los ojos expectantes de Godzilla desbarató esa teoría, el lagarto normalmente estoico observó al simio con nerviosismo.

Pasa un momento, ambos sin moverse ni hacer ningún ruido. Antes de que Godzilla lo rompa resoplando con impaciencia, sus ojos van de Kong al cadáver fresco, indicándole sin palabras que acepte su 'regalo'. Y el gorila sigue irreflexivamente la orden no dicha del Rey, agarrando al animal marino muerto mientras aún desconfía de sus verdaderas intenciones.

Al ver que Godzilla aún no ha desviado su atención de él, Kong se llevó la ballena a la boca y mordió un trozo con vacilación. La grasa de la criatura fallecida era rica en sabor y grasa, casi hasta el punto de resultar abrumadora. No hace falta decir que estaba delicioso. Había pasado bastante tiempo desde que el simio había comido mariscos, viviendo en la Isla Calavera, ocasionalmente un pescado grande o pulpo sería su cena. Pero en la Tierra Hueca no había vastos océanos llenos de criaturas marinas para cazar, y los pocos túneles marinos que conectaban los dos mundos rara vez albergaban peces.