𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐𝒕𝒆 ˗ˏˋ 𝘏𝘰𝘸𝘭 𝘹 𝘓𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳𝘢 ˎˊ-

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈

𝓗𝓸𝔀𝓵 𝓹𝓮𝓷𝓭𝓻𝓪𝓰𝓸𝓷

Después de tres meses de mucha búsqueda, llegue a su casa, una mansión gigantesca y muy adornada a mi parecer, era todo lo que probablemente antes deseaba, lo material y lo aparentemente costoso. Había sido difícil encontrar este lugar ya que este lugar desaparecía y aparecía en otro lugar, cada paso del sol era asi, como dictaba la leyenda, "solo pisando su reino lo podrás encontrar, aquel lugar que llega a escapar, debes correr si te quieres quedar, por qué al rey no lo haces esperar"
Es obvio que quien creo aquello fue el mismo Kefan.

Con cuidado entre al lugar, un enorme jardín tuve que pasar y después de esto, llegue a la puerta, escuché la voz de Mat al otro lado, no sabía que hacer, pero hacerlo enojar no era una opción, no, tenía que proteger a mi esposa y a mi hijo. Toque la puerta y una mucama me abrió, sonrió al verme y me dio entrada.

- Lo han estado esperando señor -. Dijo la mujer mientras cerraba la puerta detrás de mi

- ¿Dónde está? -. Pregunté en cuanto pude tocar el piso marmoleado de ese lugar y la brisa fría tocó mi piel.

- Primero, deberá tomar una ducha y arreglaremos su aspecto. El señor Kefan no le gustaría tener una reunión con usted, luciendo de esta manera -. Su voz tranquila y amable me hizo sentir un escalofrío, como está mujer podía trabajar para un hombre tan horrible. - Después le llevaré al comedor donde mis amos le darán la bienvenida y tendrán su charla, como es debido. Sigame, por favor -.

Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia las escaleras, una luz en el suelo me guiaba a ella y sabía que no tenía salida de aquello. Lo único que me inquietaba era la palabra "amos" ¿Acaso había más de uno? No me sentia con las fuerzas suficientes para poder acabar con dos personas, no tenía tiempo para juegos, pero tenía que hacer lo que aquel me pedía, al fin y al cabo ahora estaba en su reino.

Tome la ducha como se ordenó y me vestí con uno de los atuendos que estaban en el armario, de alguna forma eran mi estilo.
Justo cuando me cambié, dos mujeres, incluida la que me recibió, entraron para peinar mi cabello y colocarme unas joyas en las manos y cuello, suspire, sabía que era una trampa, las joyas se sentían pesadas con encantamientos, pero no podía hacer nada al respecto.

- No me gustan los collares -. Replique mientras la mujer sacaba un collar que parecía de oro, sin mucho adorno, solo una cadena.

- Son órdenes, Señor Howl -. Trage en seco dejando que me colocará todo aquello.

Me mire en el espejo, era extraño verme así después de usar un pantalón y una camisa ligera para buscarla. Esta vez, usaba una camisa color hueso, con una abertura en el pecho, con holanes en los bordes de toda esta, de manga larga y unos pequeños destellos en toda la tela, también llevaba un pantalón café sin mucho que decir, era formal, unos zapatos formales de un color más oscuro que el pantalón.

Salí de la habitación guiado por las mucamas, bajamos los escalones y llegamos a un gran salón, con ventanales gigantes que daban para el patio donde pude visualizar a mi hijo Mat jugando con una pelota, suspire al verlo tranquilo, pero sabia que estaba todo planeado para que supiera que estaban ahí. Camine más hacia dentro de esta habitación y una voz sonó con claridad, retumbando en las paredes de mármol.

- Bienvenido a mi humilde hogar, Mago Howl. -. Su voz grave me hizo reaccionar de inmediato. Mire a aquel hombre que ya hacía sentado en una silla de su gran mesa del comedor, sonreía mientras su mano derecha sostenía una copa de vino y la izquierda ya hacía reposada en la mano de su acompañante. Tn, vestía un hermoso vestido negro con encaje y un corset que acentuaba su figura, miraba hacia mi posición sin ninguna expresión, sus ojos vacíos toparon con los míos y un suspiro escapo de mi boca.