Angie está mirándose al espejo, solo trae puesta su ropa interior. Después de lo que le dijo Donaire, no puede dejar de observarse. Se mira por todos lados, peina su cabello con lentitud y con una cara totalmente preocupada, se da cuenta de que su profesora tiene razón. Sus piernas se ven un poco más grandes y no como deben estar en una bailarina. Sus mejillas están más grandes y sonrojadas, eso no es bueno. Se siente mal por no ser como ellos quieren, como debe de ser. Desde pequeña estuvo muy ocupada ensayando frente al espejo como para comer helados, pastel y salir al cine. Su infancia fue algo así como una eterna lucha contra sus deseos de ser una niña normal. Nunca estuvo en cuadro de honor como ella deseaba, porque faltaba mucho por sus presentaciones. Nunca se inscribió al club de fotografía en la preparatoria, pues estaba demasiado ocupada en sus clases de flexibilidad.
Su madre siempre la presionó a ser como ella quería, ya que por su "culpa" ella no pudo ser una bailarina, pues quedó embarazada. Se siente responsable. Ahora mismo hubiera elegido tomar un curso de verano simple de dos horas al día para ponerse al corriente con los estudios, en vez de ser bailarina seleccionada para el Concurso Nacional.
En eso sí le debe algo a Nicola. Por una vez en su vida él la ha hecho hacer cosas que los jóvenes hacen. Salen, miran carreras, beben, se toman de la mano y se besan. Por lo menos ha sido besada... conoce a un par de chicas en la Academia que ni siquiera conocen chicos. Ella era una de ellas, hasta esa tarde en la cual Nicola entró a la habitación. Se descubre sonriendo en el espejo y decide que es la chica más guapa del mundo solo por esa sonrisa. Esos ojos brillantes que le dicen que debe continuar, urge ver a Nicola, pero no puede salir. Toma su teléfono y teclea un mensaje para Natalie, preguntando por el número de Yaco.
Durante la espera, se viste con un pantalón color azul oscuro que le queda muy holgado y una blusa de manga larga sencilla color ciruela. Le quedan enormes. Las mangas de la blusa le tapan por completo las manos. Se queda a un lado de la ventana y comienza a estirar, sosteniéndose del mueble de la televisión. Que el maldito castigo sirva de algo. Coloca su pié a la altura del colchón y estira, hasta tocar las puntas. Su teléfono vibra. Corre a ver el mensaje ansiado, pero no es de Natalie. Es de su madre. Urge llamarla. El mensaje esperará.
Toma su teléfono, por si acaso llega el mensaje y baja corriendo por las escaleras para hacer algo de ejercicio y llega al teléfono público que hay dentro del lugar. Marca el número de su casa, y espera. Uno y dos timbres... descuelgan.-Mamá, hola.- saluda Angie enroscando el cable del teléfono en sus dedos.- ¿Qué ocurre?
-La directora Foster me dijo por teléfono esta tarde, que una de tus maestras tiene una queja sobre ti.- resopla.- ¿Se puede saber qué pasa?
-Una tontería mamá.- espeta Angie esperando no ser descubierta.- Fue todo. Estoy castigada por un mes, pero supongo que me servirá. Estaba pensando en pedir clases extra.
-¿Quién es ese chico?- pregunta su madre, ni una pizca de felicidad se escucha en su tono de voz.- Donaire habló de un chico.
-Un amigo mamá.- musita Angie.-
-¿Y de dónde lo conoces?- no espera respuesta.- Angie, no quiero saber que salgas con el mismo tipo de amistades que tu amiga Natalie frecuenta. Angie, no quiero que veas tanto a esa chica.
-Somos compañeras de cuarto.- justifica la chica, a punto de colapsar.- Ella no es tan mala como piensas, en verdad solo somos amigos ese chico y yo, créeme es un buen chico.
-No quiero volver a saber nada de esto.- espeta secamente su madre.- Yo pago media beca, pero no dejaré que pierdas la otra media. Estás a punto de lograrlo Angie. Lograrás lo que nunca nadie aparte de tu abuela en esta familia ha logrado. No lo eches a perder.
-¿Qué pasó con "da tu mejor esfuerzo hija, aunque falles está bien"?- reclama Angie echándose a llorar.- A veces creo que no eres mi madre ¿sabes?Más silencio. Solo las respiraciones se escuchan en la llamada.
-¿Sabes qué?- Angie está furiosa.- Haz lo que quieras. Apoya a Evelyn, hazla un robot como a mí si te da la gana, pero no me presiones más. Ya estoy donde estoy y lo voy a terminar ¿está bien? Si quieres mandarme como siempre un ramos de rosas al final del año está bien, si quieres forzarme a no comer nada está bien, pero no te metas con mis amigos, ellos son los únicos que en verdad me quieren. Ni te molestes en llamar para saber mi conducta, o mi salud. Voy a estar bien.
YOU ARE READING
Estancada en la realidad
Romance¿Qué somos capaces de hacer para sobrevivir? En un mundo real en donde se tienen guerras de todo tipo, diferentes costumbres, estilos sociales y formas de pensar. Estamos perdiéndonos a nosotros mismos y estamos olvidando que tenemos en frente algo...