EL INICIO DE TODO (Somnus #1) #PGP2024

☬ 𝑑𝑖𝑒𝑐𝑖𝑜𝑐ℎ𝑜 ☬

𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 18
𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑑𝑖́𝑎𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑔𝑟𝑎𝑑𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛.

—¡Bien hecho! —los aplausos estallaron por toda la Sala de Luchas.

Había mucho ruido. Dirigí mi mirada a Osmayra tendida en el suelo. Sangre. De su cabeza brota sangre y está comenzando a regarse por el suelo del ring.

Me agacho y me aferro a la idea de que no está muerta, que sigue viva. La muevo un poco. Luego lo hago frenéticamente.

Por favor.

Nada. No se levanta. Como puedo la volteo. La reviso, no respira, no tiene pulso. Está muerta y yo la maté.

Mislon se acerca junto a su asistente y ambos se llevan el cuerpo de mi oponente. La arrastran como si fuera un saco de papas. Mabelle gritando de emoción sube al ring conmigo y me abraza fuerte, elevándome. Más tarde suben los demás y se unen al abrazo.

Todos están felices por mí. Dirijo mi mirada hacia donde estaba Willow y a su lado está Rhos. Ambos me sonríen y asienten, orgullosos de mí.

Mis amigos se apartan. Siento que alguien me llama, pero lo escucho tan lejano que ni siquiera le presto atención.

—¿Yvett? —escucho la voz de Mabelle.

—Está como ida —dice Ari, la estoy escuchando muy lejana.

Me aparto de todos ellos y salgo corriendo. Bajo del ring a toda velocidad y corriendo me voy dirigiendo a los baños. Tengo náuseas. Voy a vomitar.

Corría lo más rápido que podía. Me alivié cuando mis manos abrieron las puertas del baño de la sección oeste. Me agaché frente al retrete y todo salió de mí.

Escuché unas risitas detrás de mí, sin embargo no presté atención a eso.

—¿Tan débil eres? —ríe de nuevo.

Denisse.

—¿Qué será de Silfet si debemos confiarte nuestras vidas y no puedes asesinar a alguien sin vomitar después?

Terminé de vomitar y me levanté, lento. Agarré un poco de papel higiénico que hay en un aparato pegado en la pared y con eso me limpié la boca. Respiré hondo.

Dejé que Denisse siguiera parloteando cosas sin sentido para mí.

Volteé hacia ella y la miré con cara de aburrida. Me dispuse a dejarla ahí sola, hablando. Su hombro chocó con el mío.

—¡Hey! ¡Fenómeno! —intentó llamar mi atención. Me detuve antes de cruzar la puerta—. ¡Debes prestar atención cuando alguien te habla!

—Si sólo habla puras estupideces no tengo por qué prestarle atención, ¿entiendes? —contraataqué sin voltear a verla.

Me encantaría ver su cara ahora mismo.

Ella colocó una mano en mi hombro y me hizo voltear violentamente a verla.

—¡¿Qué rayos te pasa?! —me gritó a la cara.

Yo, muy calmada, le respondí:

—Ya veo que no estás acostumbrada a que te confronten, Denisse. ¿Qué se siente encontrarte con alguien que no se deja pisotear por ti?

—¡No eres nadie para hacerme frente!

—Y tú no eres nadie para intentar hacerme menos. Soy mejor que tú. Soy la elegida de los reyes para tomar el trono cuando ellos no estén, ¿y tú? ¿Quién eres tú?