Capítulo 7

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Lo sabía. Parte de mi sabía que Rosie sería un problema para mí. No pude dejar de pensar en la desconfianza de nuestro primer encuentro.

Tal vez su parte maternal intuía que venía a vengarme de su hija y trató de detenerme o ablandarme.

No puede ser, me estoy poniendo paranoica.

Molesta empujé el sofá verde que había comprado para el pequeño apartamento que alquilé. Hasta ahora era el único mueble que tenía y me frustraba no poder hacer una sola cosa bien desde que llegué a este lugar. Era pesado y no había pensado en que debía subirlo al segundo piso, dónde viviría por al menos unos meses.

Era una casa mediterránea de dos pisos completamente independientes entre sí, y aunque el dueño del lugar me había comentado que el primer piso estaba ocupado, no había señal de este. Esperaba que mágicamente saliera de su casa y decidiera ayudarme a subir esta maldita escalera.

Como si el sofá fuese un reflejo de mi vida, lo golpee una última vez y me marché, esperando volver y encontrarlo donde mismo al rato.

Me dirigí al restaurante que ya conocía y estaba tan sólo a unas cuadras de mi nuevo hogar para pedir mi energizante del día.

- Mira Earl, te dije que volvería. - dice Lewis golpeando el brazo del mismo hombre que había compartido con nosotros hace unos días.

- ¿Me das un café por favor? - le suplico luego de saludarlos con la poca energía que me quedaba.

- ¿Un mal día, J? - le miré curiosa cuando pronunció por primera vez un sobrenombre para mí que no parecía ser inofensivo como los que alguna vez recibí.

- Estar en este lugar ha sido más difícil de lo que pensaba. - comento rendida sobre la barra.

- No puede ser tan malo. - comenta aligerando el ambiente con el gesto con su mano. - Vamos, somos todo oídos. - dice el chico de la barba apoyándose en su lado de la barra.

- Bien. - digo arremangándome la camiseta que traía. - He dejado la terrible habitación del único hostal que tiene este pueblo y por fin he encontrado un lugar para quedarme por un tiempo. - comienzo y ambos asienten. - Alquilé un pequeño apartamento a unas cuadras de aquí y cuando compré el primer y único mueble hasta ahora, olvidé por completo que debía subirlo por esas largas escaleras. Lo peor de todo, es que en unas horas, me llevarán la cama y un par de muebles nuevos.- solté antes de derretirme y apoyar mi cabeza en la barra.

Se produjo un largo silencio, hasta que Lewis y Earl soltaron unas risas divertidos, lo que me hizo levantar la cabeza para mirarlos intrigada.

- Eso no es un problema, J. - dice nuevamente con su mano azotando el aire. - Te aseguro que la hambruna en el mundo sigue siendo peor que eso. - agrega con gracia y Earl se ríe con fuerza de su chiste. - No te preocupes, Earl y yo podemos ayudarte con los muebles. - suelta y rápidamente el hombre de más edad dejó de reír. - Vamos, hagámoslo por la chica nueva. No querrás que piensen que los hombres de Lago Geneva somos unos buenos para nada. - le explica a Earl y este parece encontrarle razón.

- ¿Hablas en serio? - pregunto sorprendida y Lewis parece muy convencido.

- Claro, sólo dame un momento para terminar mi turno y ahí estaremos. - me guiña el ojo y junto mis manos agradecida de su gran gesto.

•⏳•

Estaba muy agradecida con la ayuda de Lewis y Earl. Sólo los había visto dos veces hasta ahora y con una gran sonrisa ordenaban los muebles en mi nuevo apartamento, aún cuando intenté convencerlos de que los dejaran por ahí y luego yo los cambiaría de lugar.

Las Sombras Del Tiempo Where stories live. Discover now