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Diálogo Existencial

Después de cuatro años encerrado en el hospital psiquiátrico, Gustabo finalmente fue dado de alta. Y con su último outfit dentro del hospital se pondría una chaqueta rosa pastel, se había vuelto su favorita después de todo.
Se asustó cuando escuchó algunos sonidos de pasos, pero recordó que el único que lo visitaba era su doctora, la auténtica Castro. Dejó sus pensamientos de lado y se levantó de aquel asiento para ponerse unas gafas y esperó a que castro entrase.

—Buenos días, Gustabo, ¿cómo te entuentras? — Dijo al entrar a la habitación para verlo confundido.

—Me siento de puta madre, ya que estos son mis últimos minutos aquí y luego seré libre, eso me pone muy cachondo. — Respondió con una auténtica y pequeña sonrisa, para asegurar su seguridad.

—Como quieras, Gustabo, pero te he recetado algunas pastillas que te ayudarán a controlarte mejor, así que prosigue y sígueme para entregártelas junto a tu supervisor.

—¿Supervisor? — con más confusión y duda interrogó Gustabo, estaba dudando de quién se haría cargo de él sino tenía parientes y mucho menos quería eso, porque se supone que quería escapar y ser libre.

Ambos salieron de la habitación para dirigirse a la presalida de aquel hospital. La Dra. Castro, su médica tratante, frunció el ceño al darse cuenta de que Conway, quien, con su habitual mal humor se encontraba haciendo escándalo.

—¿Para qué mierda me citaste, Castro? — Se encontraba un furioso superintendente, hasta que vio a Gustabo, su cara cambió completamente, haciendo una pequeña expresión de sorpresa. — Cuánto tiempo, Supernena. Así que escondido en un puto hospital de los cojones. —

—¿Qué pasa, papucho? ¿Acaso no te lo esperabas? Nah nah, cositas, así soy yo, aparezco en los sitios más inesperados. ¿Y qué pasa contigo? ¿Aún creyéndose  el rey de la ciudad? — Respondió Gustabo con una pequeña risita de lado. En sí no se alegraba de verlo, pero le daba igual, aunque temía de volver a la policía.

La Dra. Castro explicó la situación de Gustabo y cómo ahora sería su tutor legal porque este no tenía parientes legales, ni tutores que podrían encargarse de él y más cuando necesitaba supervisión.

—Gustabo necesita de tu ayuda para reintegrarse a la sociedad después de tanto tiempo en el hospital, y no son órdenes mías, son órdenes de arriba, Conway, y no acepto un puto berrinche tuyo. —, agregó con un tono serio.

Freddy, con su característica y falta de filtro, observó a Gustabo y soltó un pequeño comentario.
—¿Este es el puto loco de la iglesia, neno?—

Conway se pasó la mano por la cara, frustrado por la falta de tacto del comisario.
—Sí, coño, cállate la puta boca ya— gruñó.

Gustabo lo único que pudo hacer es observar a ese peculiar pelinegro por la faltada de respeto del año que este había soltado, admitía que lo había ofendido, pero no recordaba nada de lo que ese hombre misterioso acababa de decir, así que observó con más detalles y se dio cuenta de que aquel tenía un atuendo que pintaba de un grado superior. Detenidamente lo miró para arriba y abajo como si un gatito tratase, juzgandolo con la mirada. Fuera de sus pensamientos hizo un pequeño puchero para gastar su valiosa voz en unos bastardos como ellos. 
-¿Y este quién coño es, viejo? ¿Y por qué es tan feo?

♡Blue Ecstasy♡- Freddytabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora