Capítulo 1

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¿Cómo se comienza a escribir una buena historia? La verdad no estoy segura, pero si hay algo que tengo claro, es que en toda historia siempre hay más de una versión

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¿Cómo se comienza a escribir una buena historia? La verdad no estoy segura, pero si hay algo que tengo claro, es que en toda historia siempre hay más de una versión. En la de ella, yo soy la villana y en la mía, es mucho más que eso. Se supone que ser la mala es mi papel, pero... ¿Por qué siento este nudo en la garganta? ¿Por qué siento que no puedo respirar? ¿Por qué mi plato de comida descansaba frío sobre la mesa? Si yo soy la mala, ¿Por qué me siento tan mal?

¿Quién soy yo? Soy la que cuenta, esta versión de la historia, soy la heroína y al mismo tiempo la villana. Soy el ser más despreciable de la tierra y al mismo tiempo el más bondadoso. Soy Violeta Hatt. La hija de un nuevo rico, la flor más hermosa de la ciudad, la hermana del medio y la decepción más grande que ha pisado la tierra.

—Violeta, ¿Qué haces? —preguntó mi hermana, la volteé a ver y estaba apoyada en el marco de la puerta.

—Escribo en mi diario, no es obvio Sofí —contesté con una media sonrisa, mientras cerraba el cuaderno y lo escondía dentro de mi armario.

Desde que tengo uso de razón, mis secretos están escondidos entre las hojas de diversos diarios y estos se esconden en lo más profundo de mi habitación. En lugares donde mis padres no puedan tener acceso. Seguro se preguntarán quién cuenta la otra versión de esta historia. No necesito especificar demasiado, de cualquier forma, la versión de ella y la mía no cuadran para nada. Mi madre y yo tenemos formas diferentes de ver la vida e incluso esta historia, la cual inevitablemente vemos con visión distinta.

Tranque con llave el cajón de la cómoda y tomé el peine para arreglarme el cabello. Mi hermana me veía desde la distancia, la pequeña Sofía apenas cumplía sus ocho años y estaba muy lejos de saber cómo era todo realmente. Esta historia tiene cuatro versiones y la de mi hermana aún no existía, aún le quedaba tiempo para eso.

Antes de bajar al primer piso, me observé durante diez minutos al espejo. No quería más críticas, por lo que traté de verme lo mejor posible. Me había puesto un hermoso vestido rosa y tenía recogido el cabello en un moño, los mechones de cabello ondulado caían delicadamente por mi rostro. Me veía preciosa, de eso no tenía dudas, pero supongo que esa era únicamente mi opinión.

—¿Es lo mejor que pudiste hacer? —preguntó mi madre al verme bajar.

—Solo quería...

—Ese color no te queda bien, te lo he dicho muchas veces, ve a cambiarte —dijo luego de interrumpirme y otra vez mi autoestima decayó por los suelos.

Volví a subir para cambiarme el vestido, esta vez me puse uno de color azul. Si bien no me desagradaba, tampoco era mi favorito. Esa era la gran costumbre de mi querida madre: criticar mi vestimenta y dejarme en claro que todo lo hace por mi bien. Aunque no tiene sentido, porque si fuera por mi bien debería sentirme bien y la verdad es que no es así. Cada vez que me dice esas cosas, lo único que deseo es desaparecer de la tierra.

Un esposo para VioletaWhere stories live. Discover now