La chica de los CD's (Kivi)

11. Bonito anillo

-¿Cómo te sientes hoy?- Preguntó Noemí haciendo aparentes garabatos en su libreta como cada viernes

Violeta pensó durante unos segundos- Bien

La doctora solo asintió con su cabeza siguiendo con sus anotaciones. Era una pregunta de rutina, repetirla sesión tras sesión le facilitaba ver indicios de cambio. A esa pregunta obtuvo solo un encogimiento de hombros por parte de Violeta durante años, pero hacía un par de sesiones ella había comenzado a hablar más y a decir que se encontraba bien.

Recordó lo que Susana y Juan Carlos le contaron sobre la primera vez de Violeta obsequiando algo a alguien, decidió intentar que le hablase sobre eso

-Dime Violeta, ¿Has intentado hacer algo nuevo estos últimos días? Tú sabes, siempre hay una primera vez para todo. Algo que, no lo sé, nunca te habías animado a hacer antes

Violeta quedó en silencio largo rato. Noemí podía observar como ella tenía para decir, siempre que eso sucedía lo último que cruzaba por su cabeza era presionarla para que hable

-Cantar- Dijo al cabo de unos minutos

-¿Cantar? Wow, eso sí que es algo nuevo. Es un lindo pasatiempo ¿Verdad? Debes tener una hermosa voz

Luego de la sesión Susana y Juan Carlos le hicieron presentes sus preocupaciones a Noemí debido a que Violeta había bajado un poco el nivel en sus estudios

-Eso es totalmente normal. Dejad de preocuparos- Los tranquilizó- No sólo es normal, sino que es bueno. Mirad, Violeta no tenía otra cosa en que pensar y por eso se dedicaba a tiempo completo a sus estudios, pero si ahora ya no les brinda toda su atención, significa que hay algo en lo que se ve más interesada. Es una actitud típica adolescente ¿Vale? Es algo que todos hacen. Que Violeta no sea la excepción es algo muy, muy bueno. Deberíais estar feliz por eso

-Creo que tienes razón, pero ya sabes. No podemos evitar preocuparnos- Habló Juan Carlos

-No te disculpes, para eso estoy aquí. Por cierto- Los interrumpió unos segundos antes de que se fueran- ¿Sabeis algo con respecto a una canción?

(...)

Violeta simplemente no podía creerlo. Se le había iluminado el rostro de tal manera al cruzar aquella puerta de aquel local, sin siquiera ser consciente de ello. Su mirada se había clavado en la figura de aquella chica hermosa como cada sábado. Pero esta vez algo había cambiado, algo que la hacía inmensamente dichosa.

Chiara, la definición de perfección, portaba en su mano el anillo dorado con un corazón que le había obsequiado la semana anterior. Acomodando unos papeles desordenados sobre el mostrador, siempre parecía tan despreocupada. Como si estar de buen humor fuera lo más común y corriente para ella. Se acercó hasta ella sin poder contener una estúpida sonrisa de niña enamorada. Pensó que ese era, tal vez, el momento oportuno de que fuera ella quien rompiera el hielo con una broma esta vez

-Bonito anillo- Dijo sin poder evitar algo de timidez en su comentario

Los ojos verdes del color de la más hermosa esmeralda se encontraron con los suyos color chocolate y otoño. Como siempre el mundo pareció desaparecer alrededor

-Gracias. Me lo regaló alguien importante para mí en mi cumpleaños

Violeta no podía resistir a tanta ternura. Su rostro. Su voz ¿Por qué debía ser tan apacible en cada cosa que hacía?

-Ven. Hay chocolate caliente en la cocina

Una vez en la cocina ambas sostenían en sus manos una gran taza de chocolate caliente. Sabía delicioso. Chiara se encontraba sentada encima de la encimera, con sus piernas colgando; Violeta en cambio se encontraba en una silla. A Chiara le gustaba empinar bastante su taza para que quedara una marca de chocolate por encima de su labio, simulando un bigote, y luego lamerlo. Solo para ver como Violeta se divertía al verla hacer eso