El mundo es un lugar cruel para un omega, aún más si naces en una de las familias de la mafia. Bill no recuerda cuándo fue la última vez que comió, que sonrío, que vio la luz del sol. Sus días eran agónicos y solo había una cosa que ansiaba, la muer...
Dejar al omega no fue una decisión fácil, menos cuando el pequeño cuerpo se aferraba al mío como si su vida dependiera de ello, poco después de alimentarlo, le había dado un baño y lo deje descansar nuevamente en el cuarto.
No podía sacar de mi cabeza las imágenes del Omega aun sonrojado por la ducha, se había resistido a que lo bañara pero ese hecho no estaba en discusión y para su mala suerte me tomé mi tiempo, limpie cada milímetro de su cuerpo de forma diligente y cuidadosa, aun que mis ojos se habían endurecido al ver las cicatrices de sus muñecas y su espalda.
Su cuerpo seguía siendo delgado, incluso con mi sangre de alfa y los medicamentos que le había dado el omega seguía luciendo frágil. Quizá debería darle más sangre, aunque eso podría reaccionar en apego.
Una vez que un omega empezaba a consumir sangre de un alfa sus hormonas y sentidos empezaban a reaccionar a este, lo más probable es que durante su próximo celo del omega me buscará como potencial pareja.
- Emily me dijo que el niño es todo un luchador.- La voz de Gustav se dejo oír desde la entrada del estudio.
- Tiene más energía de la que pensé, eso es seguro.- Dije dando un pequeño sorbo de whisky.
- Eso quiere decir que no es tan suicida como pareció en el primer encuentro, ¿eh?.- Soltó Gustav en un tono de voz que para nada me gustaba.
Deje mi copa de Whisky sobre el escritorio y levante la vista para mirar a mi Beta.
- ¿Y tu punto es?.
- Mi punto, señor, soy demasiado importante para prestarte atención, es que el niño lleva durmiendo en tu maldita cama más de una semana, amenazó a Emily y aún así sigue con vida ¡Emily! por quien casi me matas cuando le hablo groseramente. Lo que es más, mis fuentes me dicen que incluso le das baños de espuma ¿Qué rayos quieres que piense con eso Tom?.- Explotó.
- Déjame informarte que tu trabajo no es pensar sobre quién está en mi cama o en el baño, solo necesitas enfocarte en cómo hacerme la vida más fácil, ¿Entendido?.- Dije con voz fuerte.
- Claro jefe, por eso mismo estoy aqui para contarte que ya te traje al topo.- Dijo Gustav medio sonriente al saber que evitaba el tema.
- ¿Es Ria?.- Pregunté Pero en seguida el nego.
- No, es Andreas.- Suspire cansado, era un alivio que Ría no fuera la traidora, pero el saber que era Andreas no cambiaba las cosas ya que el era el único hijo de Ria, un joven lobo de 50 años, consentido cuyo entorno estaba lleno de sobreprotección por parte de su madre, incluso para estar en el mundo de la mafia.
- ¿Está abajo?.- Pregunte, y Gustav asíntio, sin desir ni una palabra de más me pare de mi asiento y me acomode el traje pera ir al sótano.- Qué desperdicio.
(.....)
El sótano estaba creado para no dejar pasar el sonido, no había ventanas y el único mueble que se podía ver estaba repleto de instrumentos de tortura. En el centro Andreas se encontraba suspendido por cadenas en sus brazos mientras que Georg le daba choques eléctricos.
- Jefe...por favor... es un malentendido, sabe que jamas haria nada para dañarlo, ni a mi madre.- Rogó tan solo me vio entrar.
Solo observé al joven Alfa por unos instantes y como nuestros lazos eran fuertes podía sentír el dolor de una destrozada Omega esperando en las sombras.
- No tengo todo el día Andreas, ¿Cuanta información les diste?.
- S-se....lo juro.. yo no....- No pudo terminar ya que Georg atacó sus costillas haciendo que el joven gritara de dolor.
- La verdad Andreas, en este cuarto sólo se habla con la verdad ¿recuerdas?
El lobo respiraba de forma entrecortada, el sudor estaba esparcido por todo su cuerpo mientras la sangre empezaba a brotar de sus labios.
- Lo se jefe, lo se.
- ¿Entonces? Habla ahora Andreas.- Dije perdiendo la paciencia y en esos infantes sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz salía entrecortadamente.
- Lo siento tanto... me ofrecieron tanto, más de lo que nunca he visto en mi vida, no fue mi intención, yo solo.....
- Gustav....- Hablé a mi Beta y el como si pudiera leerme mi mente se acercó a Andreas extendiendo sus garras y rasgó su pecho llevándose grande parte de la carne de Andreas entre ellas. - No me hagas repetiré mi pregunta
Su cuerpo temblaba de dolor; los lobos tienen una curación acelerada por lo que su pecho canaria pero la herida seguía siendo dolorosa.
- M-me.... pidieron saber que paso con su familia y que había hecho con Gordo y el resto de su familia. Quieren liderar esta nueva generación, use a las chicas de mamá para pasar la información.- Las lágrimas de Andreas goteaban en el suelo.- Lo siento tanto Alfa.
Observé al joven Alfa unos minuto, era joven y demasiado torpe para saber qué camino elegir, una lástima verdaderamente.
- Ria...- Convoque. Y de las sombras apareció una joven mujer con un arma en sus manos. Ria había sido madre joven, era una bella omega cuya vida había sido difícil, que había sido desterrada de su antigua manada, y para sobrevivir creó su burdel como medio. Dónde se vio por primera vez con el Alfa de la manada Kaulitz y desde entonces ha estado aliada conmigo.
- Lo lamento tanto Alfa....- Se disculpo la Omega con lágrimas en los ojos. Solo nege con la cabeza. Por el laso que nos conectaba podía sentir el dolor por el que estaba pasando la Omega, por la dolorosa decisión que tenía que tomar.
Ría bien sabía que no perdonaba las traiciones, y aun que el lobo frente a ella fuera su único hijo por el que habia luchado durante varios años, ella tampoco podria perdonar su traición.
- Yo me encargo jefe.- La voz de Ría fue solo un susurro.
Asenti mientras le daba la espalda a Andreas, el joven suplicaba a su madre por su vida. Aun que eso ya no era posible, la decisión estaba tomada.
Lo último que escuche antes de salir del sótano fue el sonido de un disparo.
- Necesitará apoyo; quedate con ella.- Ordene a Gustav y sali de aquella habitación sin mirar atrás. En lo único que podía pensar era en volver a sentir al pequeño Omega entre mis brazos.
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