009; La noche (call me) blondie

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Después del incidente, nunca dejé de visitar a Nick en el hospital. Todas las noches, puntualmente, me dirigía a su habitación, sabiendo que a esa hora estaba a salvo de las garras del doppelgänger.

—¿Te sientes mejor?—, pregunté con preocupación al entrar en su habitación.

—Sí, de alguna manera...—respondió con un suspiro cansado.

Notando su semblante abatido, coloqué mi mano sobre la suya, tratando de transmitirle mi apoyo.

—Te veo deprimido... ¿Sucede algo?—, indagué suavemente.

Nick pareció desahogarse lentamente.

—En todos mis años de servicio... Nunca había ocurrido algo así. En cada situación, siempre he cumplido con mi deber, pero esta vez ni siquiera pude protegerte...

Traté de infundirle ánimo.

—Todo está bien, Nick. Esa entidad se ha ido y ya no representa una amenaza. Estoy bien— afirmé, aunque mis propias dudas se filtraban en mis palabras. —Eres un hombre honorable, independientemente de lo que haya sucedido.

Mis palabras parecieron aliviar su semblante, aunque sabía que la cicatriz del fracaso aún le dolía. Pasamos juntos las horas como solíamos hacerlo, encontrando consuelo en nuestra mutua compañía.

A medida que la noche avanzaba, me di cuenta de que era hora de regresar a casa. Sabía que el doppelgänger probablemente estaría esperándome, acechando en las sombras. Sin embargo, no podía evitar sentir una sensación de aprehensión mientras me preparaba para enfrentar una vez más la presencia siniestra que había irrumpido en mi vida.

Una vez que me quedé frente a la puerta de mi apartamento, me di cuenta de en la puerta de al lado había alguien más. El verdadero Francis Mosses, o eso me parecía...

—Mmm... Hola— murmuró, mientras yo estaba tratando de ocultar mi inquietud.

—Buenas noches— respondí en un tono amigable.

—¿Eres el reemplazo de Henry, verdad?—, asentí con la cabeza, confirmando su suposición.—Nunca tuve la oportunidad de presentarme adecuadamente... Soy Francis, pero supongo que ya lo sabías...

—Algo así...—respondí, sintiéndome intrigada por su presencia. Entonces, Francis dio un paso más allá.

—Sé lo que has pasado. Bueno, todos en el edificio...—dijo con voz suave pero firme. —Si necesitas hablar con alguien, siempre puedo ser más que un vecino, ¿Sabes?—al escuchar sus palabras, noté algo más allá de los ojos cansados por el trabajo: una genuina bondad. Me di cuenta de que este hombre no era como mi doppelgänger; no representaba una amenaza, sino una fuente de apoyo y consuelo en tiempos difíciles.

Sonreí y luego abrí la puerta de mi apartamento. Lo primero que recibí al entrar fue un beso tormentoso mientras alguien se apoderaba de mi cintura y me acorralaba contra la pared junto a la puerta recientemente cerrada con fuerza.

—¡Necesito probar a lo que ustedes los humanos llaman sexo!

Su tono alegre me sorprendió, me alejé con cuidado, respirando agitada.

—Ya lo hemos hablado, ¿Me dejas al menos estar tranquila un segundo?—dije mientras tiraba mi mochila en el suelo y pasaba por su lado.

—Entonces, ¿Hay otra forma de bajar esta cosa?—me di la vuelta, encontrándome con su figura confundida ante el repentino levantamiento de su miembro varonil.

—¿Estuviste oliendo mi ropa otra vez?

—Si, debo aprender a controlarlo, por eso lo hice.—dijo, en un tono obvio de mentira.

bloody strawberries (Milk Man y tu) Where stories live. Discover now