Capitulo #31

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La habitación de Apo estaba como siempre. No parecía
haberse marchado. Mile se quedó en la puerta y percibió el olor del perfume de flores que solía usar.
¿Cuándo había empezado a asociar aquel olor con su hogar?
Quería tenerlo a su lado, con sus sombreros y todo lo que necesitara para sentirse como en casa y no al otro lado de la puerta. La suya sería una estupenda habitación para el bebé, si volvía.
Atravesó el dormitorio y se dirigió al pequeño cuarto que Apo utilizaba como despacho. Su ordenador portátil seguía abierto y, al Tocar una tecla, se iluminó y en la pantalla apareció la presentación.
Mile empezó a leerla desde el principio.
Había dedicado mucho tiempo a aquello. Solo había
considerado otras fincas comparables en tamaño y había incluido toda la información que había conseguido, desde el precio de las entradas, el número de empleados o las horas de apertura. Eran unos datos muy valiosos que constituían la base para un plan de negocios.
Cerró el archivo y se recostó en el asiento. ¿Cómo podía
compensarlo?

Estaba a punto de cerrar el ordenador cuando un archivo
llamó su atención bajo el título de Hawksley. ¿Serían más datos? Sintiendo curiosidad, lo abrió.
Eran más fotos. Sus labios esbozaron una sonrisa al ver su
propiedad bajo la perspectiva de Apo: fotos panorámicas,
primeros planos, voluntarios trabajando, la granja. Era una crónica Detallada de Hawksley. Entendía la vida allí seguramente mejor que el, Era mucho más que el padre de sus hijos y que el señor de aquella enorme, complicada y querida casa.

Era perfecto. Apareció otra foto, esa vez en blanco y negro, de Mile. Estaba Sentado a su mesa, leyendo con el ceño fruncido. Se le veía cansado y estresado. Resumía muy bien los últimos meses.

En otra imagen, también de mile, se le veía apoyado en un Tractor hablando con uno de los granjeros, feliz y relajado. En la Siguiente, en Oxford, gesticulando y con mirada intensa mientras hablaba. Y así, muchas más.
No solo entendía lo que era Hawksley, lo comprendía a él También.

Cerró el ordenador y se echó hacia atrás, recordando otras Imágenes. La de el muchacho atrapado en la nieve, desesperado Por cumplir su promesa a una pareja que ni siquiera conocía. La de el mismo muchacho más tarde aquella noche, con los ojos Entornados por el éxtasis, rodeándolo con las piernas.
La expresión de sus ojos al decirle que estaba Embarazado, Su reacción ante su proposición, su deseo de ser amado, deseado y Valorado.
¿Lo quería lo suficiente? ¿Lo deseaba lo suficiente? ¿Lo
valoraba lo suficiente? ¿Se lo merecía?

Mile apretó los puños. Le gustaba tenerlo allí y despertarse a su lado, el aire fresco y la vida que había llevado a su viejo hogar.
Le gustaba cómo usaba su cámara de escudo, lo mucho que Trabajaba y lo seriamente que se tomaba cada boda. Le gustaba su Forma de vestirse era muy exótico y intenso. Le Gustaba cómo se fijaba en cada detalle por pequeño que fuera y lo hacía especial, Le hacía sentirse especial.

Le gustaba todo de el, Lo amaba.
Iban a casarse en unos días. Para él era un asunto de
negocios sellado con un anillo de diamantes. Era un imbécil.
Abrió de nuevo el ordenador y picó en el correo electrónico. Necesitaba la dirección de su hermana Rose. Tal vez no fuera demasiado tarde para arreglarlo y pudiera llevarla de vuelta a casa.

-Hola.

No era la palabra más adecuada. Apo se quedó sin respiración al ver a Mile detenerse y mirarlo.
Estaba pálido y tenía ojeras, como si no hubiera dormido, y una pequeña sensación de victoria lo asaltó.

-Hola.

Él dio un paso adelante y se detuvo, como si estuviera delante De un animal salvaje a punto de saltar.
Estaba fresco y Apo se resguardó de la brisa que
soplaba abrazándose.

-¿Cómo has sabido que estaba aquí?

-No lo sabía. He ido antes al estudio.

¿Qué significaba eso? ¿Había conducido durante tres hora
s Para buscarlo? Una llama de esperanza prendió en el.

El Conde Y Su Doncel Where stories live. Discover now