¿Se Dará Cuenta?

10 0 0
                                    

A lo largo de los siguientes días fui analizando la situación como me había dicho Sandra. Llegaba todos los días reventado de la universidad, pero tenía la motivación de que al día siguiente me encontraría a este chico de nuevo.

Así era, cada lunes y viernes por la mañana le veía a él y a sus tirantes negros pasear por el gimnasio con la vista puesta en mí. Seguíamos intercambiando miradas. Al principio parecían inofensivas, pero más adelante pasamos a comernos con ellas.

Yo seguía con mi planteamiento de que el chico querría algo de mí, pero no cabía la posibilidad de que yo le pudiese atraer. En cambio, yo ya me estaba empezando a dudar de verdad si él a mí sí que me atraía. 

Cada día me ponía a analizar su rutina, la ropa que llevaba al gimnasio e incluso la hora a la que llegaba, llegando a convertirse su vida en mi propia obsesión.

También, me daba cuenta de que cuando venían sus amigos, el chico dejaba de mirarme tanto como otras veces. Esto me hacía sospechar de que no quería que sus amigos se enterasen de que me miraba, es decir, de que existiese la posibilidad de que le gustase un chico, cosa que aún no sabíamos si era cierto.

En ese momento, la única que sabía de la existencia de este chico era mi amiga Sandra, que se tenía que comer todas las historias sobre él, cuando la realidad era que tampoco estaba pasando nada del otro mundo.

Un día a Sandra y a mí nos vino la inspiración divina. Ella quería empezar a ir al gimnasio para coger una rutina y así convertirse en una chica fit. Por ello, pensamos que podría venirse alguna mañana a mi gimnasio para así que pudiese analizar las sospechas desde una mejor perspectiva. También quería que viniese para que me confirmase que no me estaba volviendo loco.

Así hicimos. La mañana de un lunes decidimos ir juntos al gimnasio. Antes de entrar advertí a Sandra que no daría ninguna pista de quien era el chico. En mi cabeza, si ella lo acertaba al observar, significaría que yo no me estaba volviendo loco.

Cuando subimos las escaleras del gimnasio, él aún no estaba. Sandra se puso como loca a señalar a gente por lo que no me quedó más remedio que darle una única oportunidad más, aunque al fin y al cabo, se lo iba a acabar diciendo. 

Nos separamos en el gimnasio y cada uno se puso a hacer sus cosas. Yo estaba con unas pesas enfrente del espejo cuando de repente vi entrar al chico con su mochila negra. Me puse nervioso al ver que nada más subir las escaleras me miro a través del espejo, fue una de esas miradas que matan.

A los minutos, me dirigí a hablar con Sandra para avisarle de que ya había llegado, y que no hacía falta investigar mucho para saber quien era, ya que su mirada me seguía a todas partes.

Volví a mi sitio para seguir entrenando y al cabo de un rato, Sandra apareció a mi lado. Me contaba que había un chico con un zumo de manzana que mientras ella venía hacia mí le había mirado muy mal. 

No había visto al chico nunca con un zumo de manzana, pero sí, era él. Aunque pudiese parecer un poco raro, realmente era bastante adorable que fuese con un zumo de manzana por el gimnasio. 

Mientras Sandra seguía hablando, noté la mirada del chico puesta en nosotros dos. Sandra lo vio y no dudo en preguntar si era él, a lo que yo le respondí con que siguiese observando mejor, que no le dejaría más oportunidades. 

Sandra volvió a su entrenamiento y yo seguí a lo mío mientras el chico y yo nos mirábamos a través del espejo. No dude en ver donde estaba Sandra para escribirle por teléfono que el chico se pondría a su lado dentro de poco, ya que me sabía su rutina al pie de la letra. 

Ese día, nuestro amigo decidió que era mejor no seguir la rutina y se puso a hacer otros ejercicios. Avisé a mi amiga de que había cambiado de idea y se había puesto a hacer otros, así que Sandra cogió sus cosas y se puso donde yo estaba para observar mejor.

Cuando ya había pasado un rato, el chico se puso a nuestro lado a hacer un ejercicio de espalda, y yo veía como Sandra no le paraba de mirar fijamente. Finalmente, le tuve que decir que sí, que era él para que el chico no sospechase, pero era inevitable que no se hubiese dado cuenta ya. Sobretodo, cuando a mi amiga se le ocurrió gritar: "¡es el del zumo de manzana!". 

En ese momento preferí no girarme para no morirme de la vergüenza, pero está claro que nos escuchó, él y todo el gimnasio.

Ahora que Sandra ya sabía quien era, no paró de observar cada uno de sus movimientos para saber si realmente yo le podía gustar. 

Hubo un tiempo que yo me quedé solo en una punta del gimnasio y Sandra y él estaban en la otra. Recuerdo como Sandra no paraba de enviarme mensajes sobre que el chico se estaba rompiendo el cuello para poder verme desde lejos, o que simplemente él le estaba mirando mal, lo que hacía muy feliz a mi amiga, ya que si le miraba mal, sería por algo.  Muy probablemente, el chico estaba celoso.

Al terminar el entrenamiento, salimos del gimnasio y de camino a casa Sandra se puso a hacerme un resumen de lo que había visto. Ella creía en dos posibilidades, o el chico me admiraba, cosa que yo no entendería porque no había nada que admirar en mí, o el chico me quería querer la boca, cosa que me alegró escuchar, pero me puso algo nervioso ya que ni yo mismo sabía lo que quería.

Además, ¿por qué de todos los chicos que hay, tenía que ser yo el chico al que él le quería comer la boca? A lo largo del día, no paré de escribir a Sandra con distintas preguntas que se me pasaban por la cabeza. 

Por un lado, agradecí que Sandra viniese ya que me hizo ver que no estaba loco, y me dijo lo que realmente necesitaba escuchar. Por otro lado, si Sandra no hubiese venido, es posible que mis pensamientos y rayadas por el chico se hubiesen quedado ahí, y no habría llegado a pensar más allá, pero tampoco me habría llegado a descubrir a mi mismo.

Lo que estaba claro era, que ahora las cosas no se quedarían donde estaban. Aún faltaba mucho por recorrer, y Sandra me acompañaría más días al gimnasio para apoyarme y ayudarme a comprender lo que realmente estaba pasando.

¿Qué me está pasando?Where stories live. Discover now