—Yo voy a leer —dijo Sally
Percy hizo una mueca —¿Estás segura?
—Sí —dijo Sally
—¿Completamente segura? —volvió a preguntar Percy
—Sí, cariño
—Bueno —murmuró Percy
Percy se acordaba de lo peligrosa que había resultado Kelli la última vez que habían luchado en el laberinto. A pesar de sus piernas desiguales, podía moverse rápido cuando quería.
—Y vaya que sí —murmuró Rachel
—No compitan en una carrera con una empousa —dijo Percy
—No estaba planeando hacerlo, pero gracias por el consejo —dijo Leo
—Siempre es bueno saber que no debes hacer —comentó Miranda
Había esquivado sus estocadas y le habría devorado la cara si Annabeth no la hubiera apuñalado por detrás. Esa vez contaba con cuatro amigas.
—Genial— dijo Piper
—Y no hay factor sorpresa por parte de Annabeth —dijo Thalia con una mueca
—Y ahora de hecho están en su territorio —comentó Clarisse
—Por supuesto, todo juega en contra de ustedes —dijo Zoë
—¡Y te acompaña tu amiga Annabeth! —Kelli siseó de alegría—. Oh, sí, me acuerdo bien de ella.
Kelli se tocó el esternón, por donde había salido la punta del cuchillo cuando Annabeth se lo había clavado por la espalda.
—De todas maneras no me arrepiento de haberlo hecho —dijo Annabeth encogiéndose de hombros
—Por supuesto, era ella o ustedes —dijo Katie
Connor asintió de acuerdo —La elección era fácil
—Aunque tal vez a Kelli no le gustó —señaló Miranda
—¿Qué pasa, hija de Atenea? ¿No tienes tu arma? Qué lástima. La habría usado para matarte.
Annabeth resopló
—Demasiado segura de ella misma —resopló Thalia
—Sí, era bastante pesada —dijo Rachel
—Y que lo digas —masculló Annabeth
—Es que la actitud lo es todo —señaló Leo
Percy trató de pensar. Él y Annabeth se colocaron hombro contra hombro como habían hecho muchas veces antes, preparados para luchar. Pero ninguno de los dos se encontraba en buen estado para la batalla. Annabeth estaba desarmada. Sus enemigas los superaban en número. No tenían adónde huir. Ni iban a recibir ayuda.
—Básicamente estábamos en desventaja —comentó Percy
—Si no me lo dices no me doy cuenta —dijo Thalia
—Eres una grosera, cara de pino —se quejó Percy
—Solo digo la verdad —dijo Thalia encogiéndose de hombros
De manera muy madura, Percy le sacó la lengua
Por un momento Percy consideró llamar a la Señora O'Leary, la perra infernal que podía viajar a través de las sombras. Pero, aunque lo hubiera oído, ¿podría llegar al Tártaro? Allí iban los monstruos cuando morían.
—Sí, podría llegar —dijo Hades
—Bueno, a ella nada la detiene —murmuró Chris
—Pero no sería una buena idea —comentó Hades
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EL LEGADO DE LOS DIOSES
FanfictionLas destino intentan cambiar el destino ¿Lo lograrán? Historia ambientada en 1984 LEEO: leyendo en el Olimpo