ᴅɪᴍᴇɴsɪᴏ́ɴ ━━━━ black clover

capítulo uno.

Narrador.

Dicen que cuando éstas al borde de la muerte puedes ver toda tú vida pasando por tu mente.

Mizuki puede asegurar que eso no era más que una vil mentira de personas que nunca estuvieron al borde de morir.

Lo que paso por su mente no fueron los recuerdos de toda su vida. De hecho, no fue nada lindo.
Estar muriendo fue sufrir una horrible agonía y un terrible miedo, sentir como la respiración va desacelerando, como los pulmones comienzan a fallarte, como la garganta arde por el constante aire que entra por la boca para intentar tomar más aire y como sus ojos estan llenos de desesperantes lágrimas.

Porque lejos de morir, el peor miedo de Mizuki es hacerlo estando en total soledad y agonía.

Como cazadora de demonios, morir en sí no era algo que le diera miedo, la única condición que quisiera tener es...

No morir en soledad.

— No deberías irte tan pronto como Shinobu te dejo salir —La dulce voz que provenía de su hermana mayor causó que una sonrisa apareciera en su rostro

— Tal vez no, pero ya no quiero estar allí —Suspira— entre las medicinas, Shinobu–Sensei y mí vecino rubio que pelea a cada segundo con nuestro otro vecino jabalí, no soporté más

La risilla de Mitsuri hace que gire a mirarla, las mejillas rosadas de su hermana mayor junto con su expresión risueña le hacen sonreír.

— Supongo que deberé dejarte ir entonces —Suspira— sólo, ten mucho cuidado ¿sí? no... quiero tener que volver a pensar en que te perderé

Mizuki aplano los labios y luego sonrió— No lo harás de nuevo, seguiré viva hasta ver un mundo sin demonios

Mitsuri sonrió conforme y asintió, levanta su mano izquierda otorgándole a su hermana menor, que era casi igual a ella, su preciada espada.

— Regresaré pronto —Promete— no te preocupes mucho y si lo haces, ve con Obanai, él te cuidara

— ¿Eh? ¡¿eh?! ¡¿Obanai–Kun?! ¡¿por qué Obanai–Kun cuidaría de mí?! —Su rostro se calienta de vergüenza y a causa de eso se cubre las mejillas con sus manos

— Me preguntó porqué —Mizuki deja escapar una risilla pícara avergonzando más a la mayor que chilla avergonzada — me voy entonces

Mitsuri, que murmuraba varías cosas mientras aún estaba avergonzada por la mención del pilar de la serpiente, le observa. Sus mejillas aún tienen ese color rojizo y sus ojos brillaban tímidos pero, lo que salió de su boca, fue de todo menos tímido

— Visitalo antes de irte.

Mizuki sintió un fuerte golpe en su pecho— ¿Visitar a quién? —Se desentiende dándole una sonrisa de calma bastante falsa

— Nunca fuiste a visitarlo, incluso desde que murió —Toco el tema con lentitud— Rengoku–San querría verte, hermana.

Mizuki suelta un suspiro unido a una risilla— Supongo que debería.