21.Reino Circea, parte 1.

3 1 0
                                    

Kevin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kevin.

¿Por qué tuvimos que venir? Este lugar es tan tenebroso, no es como cualquier bosque, es como si sintiera miradas atrás mío pero cada vez que volteó no había nada. Mi corazón no paraba de latir de los nervios y del terror que tengo, respiro algo agitado de tanto correr. Trago saliva y suelto un suspiro.

—Me estoy volviendo loco. —Volteo a ver a mis manos y brazos que tenían rasguños y algunos suciedad de tantas caídas.

«Eres nuestro gran amigo, Kevin. Nos haces reír y jamás te trataríamos mal.» La voz de Mike llegaba a mi mente mientras que los demás sonreían y soltaban algunas risas por cualquier estupidez que yo decía. Alce mis brazos para luego pasar mis manos por mi cabello y jalarlo leve.

—Mentirosos. —Musitó mientras comenzaba a llorar del coraje, cerré mis ojos, apretándolos fuerte.

Volteó algo rápido al escuchar un ruido detrás de mí, observo a mi alrededor y mi mirada posa en algo que se mueve detrás de unas rocas. Me acerco con algo de temor para luego relajarme al ver a Ryuu. Me arrodilló y ella voltea a verme para luego acurrucarse en mi regazo. Abrazo a Ryuu, dando una leve sonrisa tranquila.

Le acaricio su cabeza para tranquilizarla, comiendo a checar sus alas para asegurarme que se encontraba bien, suspire al ver qué se habían rasgado sus alas, así que necesitan algunas vendas para que se curarán al menos. Jale de la ropa que traía para poder sacar sólo un pedazo y poder "vendarle" sus alas.

Podía escuchar a Ryuu quejarte un poco y se acurruca más en mi regazo, la cargo en mis brazos y me pongo de pie para poder comenzar a caminar, me detengo notando que ya no sabía a dónde ir.

—¡Oh, mierda! ¿Por donde era? —volteo a mi alrededor queriendo recordar por dónde.

Sólo comencé a caminar sólo siguiendo mi instinto, ¿Por qué hacía algo de calor? Cada vez que seguía caminando el ambiente comenzaba a cambiar, los árboles estaban cambiando, el aire se sentía diferente, los sonidos más estruendosos, se escuchan truenos algo fuertes que eso hizo que Ryuu le daba mala espina. Daba ligeros gruñidos mirando al cielo, sólo volteó mi mirada hacia arriba y podía notar el cielo nublado y se veían los rayos. Trago saliva.

Cerré mis ojos al recibir un leve destello y me detengo, abrí más mis ojos al observar el cambio repentino de cosas que había. Mi sorpresa era grande.

—¿Dónde estamos? —di unos pasos y me detuve al ver un jarrón enorme y al notar el cambio de vestuario pude deducir que estábamos en otro reino, al parecer Grecia, desde hace muchos años atrás. —Hmm, me gusta este estilo.

Sonreí. Luego comencé a caminar para poder explorar, Ryuu salta de mis brazos para comenzar a caminar y explorar también mientras olfateaba todo. Entre a algo que parecía un palacio.

—Hola. —alce mi voz para ver si había alguien ahí.

Pero antes de agarrar algo escucho unos siseos detrás de mí, me detuve y note en el reflejo algo detrás de mí. Volteó algo rápido y doy un grito al ver aquella cosa que estaba frente mío, después ya no supe que sucedió.

[...]

En otro lugar.

—Esto es lo que estoy hablando. —suelta una risa al ver aquel rubio frente a él, pero aquel chico no se movía, no decía nada.

York caminaba y daba algunas palmadas en la cabeza de este mientras daba una sonrisa satisfactoria y voltea a ver a los demás dioses, pone una mano en su cintura.

—Esto es lo que hablo, que utilicen sus recursos para poder atraparlos. No importa si los dañan o no. —comienza a hablar nuevamente. —Ahora sólo faltan los demás, no me importa si se quedan así como él, así que, ¿Me ayudarías? Te quedarías con los hombres y las mujeres si gustas puedes matarlas.

Aquel ser se acerca a él mientras pensaba en su trato, un siseo salía de sus labios mientras tenía una sonrisa. Después de un rato de pensarlo bien, asiente mientras se dan un apretón de manos. York suelta una leve risa maliciosa mientras veía a aquel ser irse rápido para buscar a los demás.

—Debe funcionar...

[...]

Narradora.

Un suspiro se hace notar en uno de los jóvenes, se encontraban caminando mientras buscaban a Kevin. Sin tener éxito. Ya estaban algo cansados, incluso Charlie estaba demasiado cansada, que iba en la espalda Evan, este sólo la agarraba bien para que no se cayera al suelo.

—¡Kevin! ¿Dónde estás chingado? —Luka empieza a gritar mientras rodeaba su boca con sus manos. —¡Kevin!

Se calla al sentir un manotazo en su nuca, se pone su mano ahí y voltea algo sorprendido por ese golpe, miraba a Mike.

—Silencio, aún hay criaturas por ahí. —lo regaña mientras seguía caminando mientras se cruza de brazos. —¿Quieres morir o ser su esclavo?

—Sí, lo siento... —sonríe ligeramente nervioso para luego comenzar a caminar nuevamente y después intentar llamar al pecoso en voz baja. —Kevin.

El pelirrojo sólo se queja negando al notar eso. Se tropieza y cierra sus ojos al sentir aquella luz en sus ojos y casi se queda sin aire al sentir como se golpea contra el suelo con su espalda. Abre sus ojos y nota otro lugar nuevo. Se asombra y voltea mientras aún permanecía en el suelo.

—Vaya... —se levanta lento y después se sacude, pero se sorprende del vestuario que tenía. Era otro completamente, en eso algo se le vino a la mente. —Samara. El mapa.

Se acerca en cuanto los demás pasan aquella luz y pared que dividía ambos reinos, el chico toma el mapa de las manos de la castaña, notaba que ese lugar era donde se mantenía más advertencias de “Cuidado” o “Monstruos caníbales”. Suspiro para luego voltear a ver a los demás.

—Este es el reino Circea... —menciona con una sonrisa.

—Eso quiere decir que estamos en lo que va a ser Grecia, ¿Verdad? —Michelle empuja a algunas chicas mientras su mirada era de emoción mientras decía aquello. —Siempre quise venir a Grecia... Vamos, tenemos que ver todo.

—Oye, ¿Y Kevin? —cuestiona Emily haciendo que se detuviera y se quejara.

—Bien, mientras vemos el lugar podemos buscarlo.

Comienza a correr y los demás la siguen, pero en eso ven un leve destello verde y un grito. Rodean una pared para luego dar un leve grito al ver una estatua de Michelle, pero al notar su mirada de terror se dieron cuenta que era ella.

—¿Qué pasó? —pregunta Sue algo nerviosa al ver a la chica así.

—Oh no... —la voz de Albert hizo que todos voltearan a verlo y se asombren de quién está detrás de ellos.

16 Forever ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora