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«Beso robado»

Bailar, la perfecta sincronía entre alma y cuerpo, dónde la música impulsa los sentidos y hacen que tú mente vuele por la mágica senda del ritmo.

Charlie cómo costumbre hacía actividades que unifiquen a los residentes del hotel, tenían muchos más pecadores hospedados desde que se supo que Sr. Pentius había logrado la redención.

Si se lo preguntaban a él, está era la mejor idea que la pequeña Morningstar había tenido en demasiado tiempo.

Todos los residentes se notaban entusiasmados, la música fue proporcionada por si mismo, así que estaba complacido.

Grande fue su sorpresa al admirar a todos divertirse; Charlie y Vaggie par de mujeres tan dinámicas y con tanta química bailaban juntas, sonrientes y emocionadas; también pudo ver para su sorpresa a Husk y Ángel, no dudaba ni por un segundo que Ángel estaría dándolo todo en la pista, pero ver a su mascota así de animado fue reconfortante en el alma.

La sonrisa más sincera cruzo en sus labios, sin embargo quedó muy decepcionado al ver qué hacía falta exactamente un pequeño detalle.

¿Dónde se hallaba Lucifer? Su majestad no había aparecido por aquel salón destinado a las actividades del hotel en todo el día.

Estaba más que seguro que Charlie había hablado con él sobre la actividad.

Cómo la curiosidad que sentía en sus venas no se iba a saciar sola, decidió buscar el mismo. Se desvaneció sin hacer algún ruido, dejando su poder en aquel aparato tan amado para que no dejará de sonar música para sus allegados.

Al materializarse frente al bar, no espero ver al mismísimo rey del infierno en un estado tan melancólico.

-Estoy seguro que a Husk no le gustará que toquen sus cosas de trabajo. -Por la expresión de completa incredulidad que logro distinguir, seguro y ni siquiera se había esperado ver a alguien en el momento de la actividad.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el baile?

—Podría hacer la misma pregunta su majestad ¿No debería estar en la actividad?

No recibió respuesta, era curioso intentar descifrar un enigma tal como lo era aquel ángel caido. Después de algunos minutos en silencio -que para su sorpresa fue un silencio cómodo- decidió poner algo de música. Tenue y calmada, si Lucifer no iba a ir, al menos podría ponerle un poco de el ambiente.

—Quisieras bailar conmigo? —Sin duda el rey estaba lleno de sorpresas, sin embargo no se iba a negar, extendió su mano para pasarla con la de su contrario.

La música siguió, ahora con un volumen más alto, sus pasos estaban muy bien sincronizados, como si ambos hubieran nacido para bailar entre sus brazos. Dio una vuelta algo rápida y siguieron, era más entretenido tener esa privacidad, poder bailar libres de los ojos curiosos.

Estaba bastante seguro que de haberlo intentado con todos los demás, más de uno se habría desmayado de la impresión o pensarían que es el fin del mundo, pero ¿Cómo culparlos? No todos los días se ven al demonio de la radio y al rey del infierno fundirse entre sus brazos con deleite.

Aunque, aquí no estaba el demonio de la radio, ni tampoco el rey del infierno, solo estaban Alastor y Lucifer, disfrutando de la música, dejando ir todas aquellas neblinas mentales para entregar sus almas al ritmo.

Cuando la melodía termino, ambos quedaron frente a frente, no se pudo contener, no sabía si era la emoción del baile, lo sensual que se miraba su alteza ruborizado de dorado o si llevaba más tiempo del que le gustaría admitir conteniendo aquella acción, pero todo dió igual.

Un beso fue robado con cautela de los labios de su contrario, otra canción comenzó a sonar. Se negaba a dar explicaciones, siguió bailando con su majestad en sus brazos.

Lo que no sé espero fue que en alguna vuelta, Lucifer se iba a vengar y robarle un beso también.

—¿Qué? No me mires así, tu me robaste uno primero, así que solo lo recupere.

Sin duda, necesitaban bailar más seguido.

—Me parece justo ¿Quiere su majestad ir con nosotros a la actividad? Estoy seguro que Charlotte estará encantada de ver qué te nos unes.

—¿Es una invitación a seguir bailando?

—Sí

—Entonces vamos