6. Un lugar desconocido

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Hoy era el dia en que debían ir de compras y se alistaban.

Charlotte decidió que hoy queria que tambien fuera Youlieth, aunque ella preferia ir solo con su madre ese día aceptó.

- ¿Ya estan listas? - preguntó Charlotte desde el piso de abajo.

- Sí. - dijo Bill, bajando por las gradas.

Esperaron un poco y Maryoret fue la ultima en bajar.

Caminaban por las inmensas calles de los lugares refinados, donde solo paseaban personas de costosas pertenencias. Charlotte y todos los que estaban con ella estaban vestidas con telas costosas. Pero si era a alguien al que le compraba todo lo que quisiese, era Bill. Pero cosas que ella aceptaba. Vestidos y cosas así. Tal vez para algunas personas seria demasiado anormal, pero para ella era lo más normal del mundo, y no, no lo era. No era normal cuando Bill era un niño no una niña. Estaba confundiendolo, pero eso no lo podia ver. Solo lo miraba y veia a alguien más.

Por parte de Maryoret la envidia la carcomia por dentro. Al ver que a Bill le compraba todo lo que queria, pero de ella era limitado. Sentía que no era querida allí, y todo por culpa de Bill. Pero no era así. Charlotte habia desarrollado un sentimiento por Maryoret, le agradaba la niña. Era callada, pero siempre sonreía. Era obediente, educada y con un buen humor. Bill era diferente, pero siempre preferiría a Bill. Para ella lo era todo. Y de algo Maryoret se daba cuenta y eso solo le creaba disgusto hacia su hermano.

- ¿Te gusta esta tela Billie? - preguntó Charlotte a Bill. Le mostraba una hermosa tela de color púrpura y era de seda. Tela, por que luego pasarian al costurero. También compraban vestidos ya hechos, pero para Bill le gustaba que se los hiciesen en uno de sus costureros más conocido, el cual hacia maravillas según ella, no se equivocaba.

- Es muy bonita... - dijo Maryoret, a ella le habia gustado, y mucho. Huviera querido salir de allí cargando una cajita con esa tela dentro, pero no.

- Sí, es bonita. Pero yo quiero aquella. - dijo señalando otra tela, una de color aquamarine.

- Oh, claro. Esa igual es muy bonita.

- Si. ¿La puedo llevar?

- Claro. Disculpe... quiero dos metros de esta tela. Y... ¿Youlieth quieres alguna tela?

- No, gracias. - dijo. Estaba de mal humor. No le guataba. Huviera querido ir solo con su madre.

- Bien. - dijo, fue algo doloroso para Maryoret, a ella no le había preguntado.

Caminaron a un par de tiendas más hasta que llegaron a la costureria.

- ¿Qué le parece este? - decía el costurero a Charlotte. Estaban hablando de que diseño queria, y todo lo nesesario.

Bill estaba sentado en una de las silla y se para al ver a un gatito de pelaje negro y de ojos verdes. Intentó acercarse pero se alejó.

- Ven aqui gatito. - pero el gatito se alejó, Bill sin importarle nada salió a perseguirlo.

Maryoret lo vio salir, pero no dijo nada, estaba enfadada. Aunque lo sabia disimular.

Cada que Bill se acercaba se alejaba. Y eso no impidió que Bill perdiera las ganas de acariciarlo. Amaba a los animales y nunca habia podido tener una mascota. Y sin importarle que ese gatito tuviese dueño, él queria tenerlo.

Caminó y caminó, hasta que al final se dejó cargar, y sonreía triunfante. Pero su sonrisa no duró. Se desvaneció en el momento en el que se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido. Unas calles que nunca en su vida habia visto. Casas igual de grandes donde vivia pero no las conocia.

CAPAS DE MENTIRA  |  TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora