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—¿Todos? —fruncí el ceño.

—Sí, Gemini, tú, Phuwin y yo. —sonrió.

—¿Quién es Phuwin? —inquirí lo suficiente confundido.

—Su hermano.

De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Gemini anoche y que había mencionado a un tal Phuwin como su hermano.

—Oh... —exclamé. Me encantaría. —sonreí, amable. Pero sería... ¿Cómo una cita doble? —cuestioné mirándola con recelo a lo que ella situó sus ojos avellana en mí. —Ya sabes sobre mis gustos, ¿no sería... raro? —fruncí el entrecejo.

—¡Para nada! —clamó en un silbido que me aturdió por un par de segundos. —De hecho, yo creo que a él le gustan los hombres. —sus cejas ascendieron y descendieron de una manera un tanto sugerente y yo solo negué con la cabeza, rendido.

—Entonces está bien.

—¡Le diré a Gemini para que organicemos todo! —me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.

Así era Prim; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta.

—Oye. —musité cambiando de tema. Quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.

—Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa. —dijo. —Más bien, deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman fotografías allí.

—Lo sé, pero no quiero algo común, ya me conoces. —me encogí de hombros.

—Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.

—¿Al qué? ¿Prim, te molestaría hablarme en español?

Ella rió.

—Al Palacio del Duque. —me sonrió.

—Gracias. ¿Me llevarías al puente de los suspiros? —insistí.

—Está bien, te llevaré mañana. —sonrió.

—Gracias Prim, eres la mejor. —ahora fui yo quien empezó el abrazo.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un restaurante y luego llegamos al departamento.

Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

—¡Es Gemini! —anunció jovialmente Prim y se levantó como un rayo dando grandes pasos hacia la puerta.

Dirigí mi vista hacia Prim, desviándola del televisor, emocionado de ver el rostro perfecto de Gemini.

—¡Amor! —Prim se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.

La mariposa se removió incómoda.

—Ven, pasa. —dijo Prim agarrando a Gemini de la mano.

Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.

—Fourth, hola. —mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían pronunciado mi nombre, lo hacía parecer bello, único.

Me giré para mirarlo.

—Hola, Gemini. —le sonreí.

—¿Cómo va tu primer día en Venecia? —preguntó.

—Cansado. —reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo.

Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.

—Ojalá los demás no sean siempre así. —comentó y sonrió, luego miró a Prim para empezar una conversación con ella.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.

—¿Estás nerviosa, amor? —le preguntó a Prim.

—¿Sobre qué? —preguntó ella confundida.

—Sobre tu entrevista de trabajo mañana. —dijo Gemini besando alguna parte del rostro de Prim.

—¿Mañana es siete? —dijo Prim alarmada. ¡Dios, lo olvidé!

Entonces me giré de nuevo para mirar.

—¿Tienes una entrevista de trabajo? —pregunté realmente emocionado.

—Sí... y ¡Oh! —se quedó en silencio unos segundos. ¡Lo siento! ¡Lo siento! —se acercó a mí. —Es que no me acordé de la entrevista, perdóname.

Tardé un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.

—Oh, Prim, no. No te preocupes, nena. —le sonreí. —Iremos otro día a visitar el puente.

—¿No estás enojado?

—¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?

—Traductora, para una empresa internacional en la isla de Torcello. ¡Tengo una idea! —dijo de pronto Prim y se giró a mirar a Gemini. —Amor, ¿podrías llevar a Fourth a Il ponte dei suspiri?

Los ojos se me abrieron como platos ante la sorpresa y luego miré el rostro de Gemini, tan bello como el de un ángel.








                          

𝒎𝒂𝒏𝒖𝒂𝒍𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒊𝒃𝒊𝒕𝒐 ➼ Geminifourth Where stories live. Discover now