OCHO

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El sábado en la noche, Jimin caminaba entre los grupos de personas que habían sido invitados a la fiesta. Con copa en mano y saludando amablemente. Después de todo, era la fiesta de la multinacional tecnológica de su padre y debía dar una buena impresión. Cuando dio la vuelta, detrás de una columna en el gran salón de eventos se dio de frente con la última persona que quería ver en el mundo.

NamJoon le sonrió divinamente con esos hoyuelos de ensueño, que gracias al cielo ya no causaban nada en Jimin, más que disgusto.

—Jimin, querido. Te ves hermoso con ese traje. —Ronroneó NamJoon sonando coqueto y confiado.

Jimin hizo girar sus ojos con obviedad frente al hombre, decidido a mostrar totalmente su disgusto.

Su traje si era hermoso, pero NamJoon solo estaba tratando de ligar.

—Déjame en paz, NamJoon. Ya te dije que no te quiero cerca.

—Pero si tú eres mío, Jimin ¿Cómo podría dejarte en paz? Tengo que cuidar lo que me pertenece.

Jimin bufó molesto y forcejeó para zafarse del odioso agarre que NamJoon tenía en su brazo.

***

Del otro lado de la columna, Yoongi reconoció esa sedosa voz que había acaparado sus pensamientos toda la semana. Chim estaba en la misma fiesta, pero se oía molesto y frustrado. Estaba seguro de que era el mismo chico cuando lo escuchó gemir, pero de dolor. Algo estaba mal con él y estaba a punto de descubrirlo.

Rodeó la columna para encontrar al dueño de sus fantasías y lo vio forcejear para soltarse del agarre de otro hombre. Quiso cerrar la distancia a zancadas y arrancarlo de la mano de aquel tipo. Sólo había echado un vistazo rápido al chico y era tan hermoso como en la foto y su rostro era tal y como lo había imaginado. Delicado, suave en sus facciones y malditamente hermoso.

Yoongi caminó fingiendo tranquilidad y cuando estuvo lo suficientemente cerca habló:

—¿Está todo bien?

Jimin no se giró para saber quién era. Esa voz la reconocería en cualquier parte y justo en ese momento estaba detrás de él. La persona con la que había tenido sexo a través del teléfono.

—Chim, precioso ¿Te está molestando este hombre?

—¿Chim? Sólo su mejor amigo le dice Chim.

NamJoon se irguió en toda su altura tratando de intimidar a Yoongi. Cosa que no pasó.

—Su mejor amigo y su novio, o sea yo. Mucho gusto. Soy Min Yoongi o Agust, como a Chim le gusta llamarme.

Yoongi sonrió de lado y extendió su mano, pero como esperaba, el otro hombre no la estrechó.

—¿Es verdad, Jimin? ¿Este hombre es tu novio?

Jimin no encontraba su voz. El hombre de sus sueños, literalmente, estaba detrás de él, mintiendo descaradamente para ayudarlo, con una de sus manos envuelta en su cintura y actuando con naturalidad. Jimin no podía ni decir pío, menos con el escalofrío que le recorrió el cuerpo por el toque de Agust. Yoongi.

Oh, carajo. Sí era él —pensó Jimin.

—Eh... emm... ¡Sí! Sí, Agust es... es mi novio —logró decir al fin.

—Ya lo escuchaste —dijo Yoongi con autosuficiencia—. Nos vamos, precioso. Te he estado buscando y ahora que por fin te encuentro, no voy a perderte de vista.

Jimin caminó en modo automático, guiado por la mano de Yoongi alrededor de su cintura.

¿Qué demonios había sido todo eso?

Caminaron en silencio hasta el jardín del salón de eventos y cuando se detuvieron Yoongi habló.

—Hola, precioso. —Yoongi sonrió deslumbrante.

La sonrisa de Yoongi provocó un cortocircuito en el cerebro de Jimin.

—¡De verdad eres Agust! Eres-

—Sí. Soy Agust y soy Yoongi. Traté de explicártelo el otro día, pero no me dejaste. —se defendió Yoongi sonando herido.

—¡Oh, Dios! Esto es vergonzoso. De verdad tuve sexo telefónico con el dueño de la empresa... pero, en el artículo de internet decía...

Jimin estaba rojo de vergüenza.

—Lo sé. No me involucro con los servicios, pero ese día que solicitaste no había nadie disponible y no quería perder la posibilidad de un nuevo cliente.

—Entonces-

—No, no... escúchame. —Se apresuró Yoongi—. Pensé que sólo querías información y que yo te la daría. Pero luego ya no pude detenerme y no me arrepiento. Cuando enviaste tu foto, amé tu figura esbelta. Mírate. Eres realmente hermoso, y luego tu voz. Cualquiera que te escuche obedecería cualquier orden que le dieras.

—Yoongi.

—Me gusta más que me llames Agust, precioso. Si está bien para ti.

—Agust... también me gustó tu voz. Es muy... erótica. —Jimin se sonrojó por sus propias palabras—. Por cierto, soy Park Jimin.

—Un gusto, Jimin, pero prefiero llamarte Chim ¿Está bien?

—Sí. —balbuceó.

—Entonces... quiero disculparme por el engaño. Te hice creer que era uno de los scort.

—Me alegra que no fueras un scort. Aunque me hubiera gustado el scorting personal. —Jimin tenía una sonrisa traviesa en los labios al decir eso.

Yoongi devolvió una sonrisa igual, pero no respondió nada.

—Ese hombre con el que estabas...

—Es mi ex y la razón por la que no he podido tener ni siquiera una cita o follada en más de un año. Se la pasa espantando a todos los que se me acercan.

—¿No has tenido sexo en un año? —preguntó Yoongi, con las cejas arqueadas en sorpresa.

—N-no— Jimin se sonrojó otra vez.

Yoongi gruñó ronco y el cuerpo de Jimin se estremeció.

—¿Te gustaría el scorting con este hombre que no es un scort?

Jimin se pegó a Yoongi y escondió el rostro en su pecho antes de respirar su aroma como un afrodisíaco.

—¿Qué tiene que ofrecer, señor Min?

—Lo que desee, señor Park. Sexting, sexcall, escorting y a mí. —Ofreció Yoongi, todo negocios—. Y por ser usted, tiene un descuento especial de todo completamente gratis y sin horarios.

—Contratado.

FIN

***

Hey... Quédense al extra.

Sexting  |YM| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora