8-Sukuna libera a su prometido

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8-Sukuna libera a su prometido.

[La prisión confinadora cambió de manos, Sukuna Ryōmen consiguió tomar posesión de ella en una lucha cuerpo a cuerpo con Itadori Yūji].



¡La tiene! ¡Por fin está en su poder! Sukuna Ryōmen consiguió la prisión confinadora donde está encerrado su prometido, no puede ser más feliz en este momento, rebosa alegría, aunque también un poco de sangre se cuela por su boca, ese tipo Itadori le reventó algunos órganos con su puño.

—¡Eso no importa! —Puede curar el daño interno rápidamente.

Corrió lejos y se ocultó dentro de un bosque muy alejado, allí puso su base y procuró ocultar muy bien su energía y presencia, los sujetos tal vez lo persiguieron.

Le cuesta admitirlo, pero ese tipo Itadori Yūji podría mandarlo al otro mundo si obtiene suficiente ayuda, al carajo, otro hechicero que puede superarlo, esto es un gran golpe a su orgullo.
Por lo que comprendió ese cuerpo suyo es hecho a su semejanza, realmente no sería tan descabellado que lo alcanzara. Itadori Yūji, una real molestia.

—¿Ya despertaste, prometido mío? —preguntó sonriente, tomó en sus manos la caja y sintió una enorme presencia —. Tan imponente.

El aura peligrosa de Satoru Gojo se coló por la caja, exudaba una energía aterradora, Sukuna no podía creer que aún estando encerrado pudiera tener una presencia tan grande.

Pero si lo saca ahora mismo será un desastre, lo más seguro es que le parta la cara y lo mande a dormir para huir, necesita una buena manera de debilitarlo lo suficiente para controlarlo, darán sus reverencias ante el cielo y la tierra, luego lo meterá de nuevo en la prisión confinadora para pudrirse por toda la eternidad.

Y tiene exactamente lo que quiere, Kenjaku le dio ideas al traerlo de esta manera de nuevo a la vida, la maldición es retorcida pero le sirven sus ideas y planes, Sukuna se dedicó los días y noches siguiente en invadir la prisión por la fuerza con su energía vital para intentar atrapar a la criatura dentro.

Sukuna se sentó días al lado de un arroyo con la caja enfrente suyo, con su energía fluyendo directamente a la caja pero esta lo expulsaba cada vez de manera casi burlista, esto a Sukuna le molestó en gran manera.

—¡Basta! —gritó cansado al ser expulsado de nuevo, un hilo de sangre corrió por su labio.

Días y días, una y otra vez, lo intentó pero al tipo en la caja no lo deja entrar, volvió la prisión confinadora su propio reino y expulsó al invitado no tan invitado.

«¡Saldrás de ahí quieras o no!», por más que tenga que ponerle todas las cadenas del mundo, atará a su maldito prometido hasta volverlo un vegetal sin personalidad o pensamiento, luego lo llevará a donde fue la tumba de su clan, harán las reverencias y lo volverá a meter a ese asqueroso lugar.

No fue hasta una semana después que logró atrapar las extremidades del hechicero rebelde en la caja y lo ató con suma fuerza, fue un acto muy violento y autoritario, Sukuna no escatimó gritos y maldiciones.

Así Satoru Gojo salió de la prisión confinadora con los miembros agarrados por una poderosa atadura que restringió tanto sus ojos como sus movientos físicos, quedó tirado a un lado del arroyo, él vio desesperado a su alrededor hasta encontrarse con los ojos rojos de Sukuna.

Una vez más el azul chocó con el rojo y ambos se odiaron.

—¡Tú, mocoso! —gritó Satoru, su voz  áspera gracias al tiempo encerrado—. ¡Maldito, tramposo! ¡Te voy a...!

Sukuna lo puso a dormir antes de seguir escuchandolo, la verdad no quiere escuchar lo que es obvio, efectivamente este hechicero lo derrotó, intenta no sentir vergüenza al recordar ese día.

—La próxima que abras los ojos ya estaremos casados —dijo Sukuna Ryōmen acercándose al cuerpo inmóvil del hechicero.

Sukuna llevó sus manos al rostro perfecto e impecable de Satoru Gojo, sus pestañas blancas y su nariz fina y alta, también su brillante cabellera albina, Sukuna lo acarició con devoción.

—No puedo esperar para matarte —soltó con suma rabia mientras sus manos paseaban por todo su cuerpo —. Eres un maldito que no merece seguir viviendo.

Alguien que lo humilló tanto y lo seguirá humillando un poco más no merece vivir, Sukuna quiere borrar su existencia, quiere sacarlo del mundo lo más rápido posible, ¡no tolera la existencia de Satoru Gojo!



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Lo último que vio fue la figura magullada y acabada de ese joven hechicero maligno dirigirse en su dirección con intenciones asesinas, su pecho estaba casi partido en dos y pudo sentir como sus órganos fueron cortados, pero no lo mató, sino que quedó atrapado en el plan perverso de esa maldición la cual usa el cuerpo de su difunto mejor amigo Suguru Geto.

Satoru Gojo perdió el sentido del tiempo mientras reposaba en el vacío totalmente quieto, en medio de la oscuridad solo pudo meterse dentro de su cabeza para evitar caer en la locura.
Lo único que desea con todo corazón es que cuando logre salir de aquí todos estén vivos y sanos, y por supuesto que no hayan pasado mil años, de pronto pensó en ese hechicero de la era heian el cual decía tener más de mil años pero hablaba y actuaba como un mocoso pretencioso, le recordó un poco a sí mismo.

Aunque no olvida que gracias a él está atrapado, ese malnacido hizo trampa en su batalla, se llenó de palabras vacías con su propuesta, no toleró perder ante alguien más poderoso que él.

«Cuando salga de aquí lo buscaré y lo haré llorar», arrastrará su fea cabeza picuda por el sueldo hasta que pida perdón de rodillas, la gente de la era antigua nunca le gustó en los dramas y ahora el porqué.

Todo cambió cuando sintió las fluctuaciones exteriores, dedujo que su posesión a cambiado y alguien más tomó control de su prisión, por un momento pensó en sus queridos alumnos y guardó buenas expectativas.

Luego apareció una presencia dentro del cubo, ese no era ninguno de sus alumnos y no tenía buenas intenciones, quien sea está intentando atarlo de manera cruel, por puro instinto lo esquivó una y otra vez hasta el momento que no tuvo más fuerzas y cayó en sus garras.
Cuando abrió los ojos pudo ver el cielo azul y unos árboles, también sintió el viento fresco y oyó el sonido del agua fluir, es muy agradable después de tanta oscuridad. Satoru no podía moverse pero si llevar sus ojos a la única figura visible.

—¡Tú, mocoso! —no pudo evitar estallar en cólera.

Es ese mocoso reencarnado, el culpable que esté en este estado en primer lugar, quería encontrarlo pero no tan rápido, Satoru se preguntó qué pretendía esa criatura malévola.

—¡Maldito tramposo! ¡Te voy a...!

Satoru sintió todo su ser adormecerse gracias a una energía invasiva, es la energía de ese mocoso renacido propasando los límites, realmente le partirá la cara cuando logre liberarse de su control, eso es una promesa.

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Sukuna en el próximo capítulo:

Satoru inmóvil: ¿Y bien, de quién es la boda?

Prometí Casarme con el Hechicero Más Fuerte (SukunaxGojo-Bl)Where stories live. Discover now