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Lo primero que Enzo hizo con la llegada de Valentina fue sentarla en el living y decirle, con urgencia, que debían hablar. Ella parecía nerviosa, pero no le quedaba otra, por lo que asintió con la cabeza y se quedó sentada, esperando.

Enzo daba vueltas, inquieto, y finalmente se sentó, dispuesto a hablar y ser sincero. Siempre lo había sido cuando se trataba de Valentina.

— Llevamos mucho tiempo juntos —empezó el jugador— Me conociste cuando no era nadie, cuando no sabía lo que era una pelota.

» Hace unas semanas dijimos que íbamos a empezar algo juntos, a la distancia, y te dije que sí, porque te quiero mucho, Valen, pero no puedo mentirte más.

» Desde hace un tiempo que vengo conociendo a alguien y estoy enamorado, muy. Ella vio tu mensaje y se fue, dejándome solo.

» No sé nada de ella desde ese día, y es muy probable que no me hable nunca más. Está muy dolida y quiero ser justo con las dos.

» No la he estado pasando bien, sufro mucha ansiedad, angustia, soledad, y vos me ayudaste desde la distancia, pero esta chica... Ni siquiera lo puedo explicar.

» Te quiero mucho, Valen, si te enojas conmigo es totalmente válido. Pero ya no puedo fingir más, perdón. Estoy cansado y ya no puedo más.

Ella lo escuchó en silencio, sintiendo su corazón romperse un poco. Un millón de preguntas vinieron a su cabeza.

— ¿Entonces yo no te gusto? ¿No estás enamorado de mí? ¿Hay algo que hice mal? Enzo, no entiendo, ¿quién es? —preguntó Valentina.

Enzo sacudió la cabeza, sentándose enfrente de ella, intentando calmar la ansiedad que sentía en su pecho.

— No es eso, no hiciste nada malo, el problema soy yo, Valen, yo... ya no puedo más, no sé qué hacer. Me metí en un problema, del cual no veo salida, estoy estancado, me siento tan solo, tan enojado, no sé qué hacer, decime qué hacer...

El jugador estaba realmente angustiado, apenas podía hablar con claridad, tartamudeaba y se ahogaba. Podías sentir su tristeza desde kilómetros de distancia.

Valentina lo quería mucho, y entendió rápidamente, que si no era ella, no había mucho por hacer. Se acercó hasta Enzo, lo agarró por la cara y le dio un beso en una mejilla.

— Buscala y explicale todo esto, como me lo estás diciendo a mí —dijo ella, tranquila.

— No te merezco Valen, hago todo mal, todo mal, no puedo más —Enzo empezaba a llorar.

La chica lo abrazó, apoyando la cabeza de él en su pecho, mientras el jugador sollozaba. Extrañaba tanto a Clara, no sabía qué hacer con todos los sentimientos que se le cruzaban por la cabeza.

— Al final ella tiene razón, no se puede confiar en mí —dijo él.

— Enzo, te confiaría mi vida si fuera necesario.

Valentina lo acariciaba y lo calmaba, él estaba muy inquieto, con lágrimas cayendo por su rostro.

Esa noche, Valentina decidió irse a dormir a un hotel. A Enzo le dolió un poco, pero sintió que era lo mejor. No podía estar jugando a dos puntas, seguir fingiendo que nada de esto le dolía en lo más profundo de su alma.

Dio vueltas en la cama, inhalando y exhalando por la nariz, intentando dormir y tranquilizarse. Pero Clara le venía a la mente constantemente, pensando en lo mal que ella estaría.

Tendría que haberle dicho que había acordado algo con Valentina, pero que iba a solucionarlo, que iba a decirle la verdad, que podía confiar en él, actuó como un estúpido.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴄʜᴇʟꜱᴇᴀ ꜰ.ᴄ. | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora