★ 𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟶𝟺 ★

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𝓐𝓱, ¿𝓹𝓮𝓻𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓵𝓪 𝓰𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓼𝓲𝓰𝓾𝓮 𝓾𝓼𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓨𝓸𝓾𝓽𝓾𝓫𝓮?

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HAZEL FOSTER

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HAZEL FOSTER

No pienso discutir en que prepararte con tus amigas para salir de fiesta, era mucho mejor que ir a la fiesta en sí. Llevábamos dos horas encerradas en mi minúscula habitación, saliendo de vez en cuando a revisar que las pizzas estuvieran bien y no acabaran achicharradas, escuchando los últimos temas que habían salido mientras nos poníamos guapas. Mi madre estaba en casa de mi abuela y mi hermana se había quedado en casa esta noche, por lo que de vez en cuando entraba también a la habitación para ayudarnos a maquillarnos y a cotillear sobre la vida de mis mejores amigas.

Cuando llamé a Barbi después del trabajo para decirle que aceptaba ir al concurso que montaba nuestro bar de confianza, le faltó menos de dos segundos para organizar la noche. Mis amigas respondieron al instante que sí, incluida Milla, que siempre era la primera en inventarse cualquier excusa con tal de quedarse sola en su queridísimo sofá mientras comía patatas fritas. Podríamos decir que habíamos tenido que sobornarla para que acabara viniendo.

El plan era arreglarnos en mi casa, cenar y después salir hacia algún pub conocido de la zona en la que vivía antes de ir al bar. Olympia, que era la reina de la noche, conocía muy bien las fases que había que llevar a cabo para tener la mejor noche de tu vida. Primero, quedabas sobre las diez para cenar y arreglarte. Si tenías pensado beber en casa, quizás hasta podrías quedar un poco más tarde. De lo contrario, si ibas a beber fuera antes de ir a cualquier otro sitio, esta era la hora perfecta para que te diera tiempo a todo. Luego, salías a algún pub a eso de las doce de la noche. Tenías que buscar uno en el que el ambiente estuviera en su auge, porque entonces acabarías apalancado en el sofalito con la primera copa en la mano durante las próximas horas. Por último, cuando entraba la madrugada, sobre la una y media dos, te movías hacia la discoteca o hacia donde estuviera la fiesta. A partir de ahí, ya llevabas tu puntito y ya tenías el ánimo suficiente como para ser capaz de recogerte a las siete de la mañana mientras veías el sol salir.

Las chicas no paraban de parlotear, menos Milla, ella estaba mandándolas a callar porque odiaba escuchar los mismo cotilleos de siempre y que al resto nos encantaba oír y discutir. Estaban alrededor de Olympia y apenas podía ver su cara porque solo veía las manos de mis amigas sobre ella poniendo sombras, brillos, rímel. Nos había costado un poco convencerla de que se viniera. Desde que nos contó que estaba embarazada, la pobre no quería saber absolutamente nada del mundo exterior. Aún no le había dicho nada a su madre y tampoco tenía muy claro que es lo que iba a hacer. Estaba preocupada por ella. Olympia era una chica alegre y enérgica y verla ahí sentada, callada y sin apenas sonreír, me hacía pensar que no estaba tan bien como nos quería hacer creer.

RENACERWhere stories live. Discover now