El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock.
Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que demostrar que se merece ese asiento en Mercedes, pero un neerlandés no se lo hará tan fácil.
Camill...
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CAM'S POV:
Conduje lo más rápido posible hasta el restaurante donde Toto había acordado la cena. Sentía que me costaba respirar, mis manos se aferraban al volante, tanto que comenzaba a sentir las palmas de las manos doler a causa de la presión ejercida en el.
—¿Qué está pasando Cami?— Max solo se limitaba a apretar mi muslo como señal de apoyo, pero ahora mismo eso no bastaría para hacerme sentir ni mínimamente mejor.
—¿Puedo dejarte en tu hotel?— pregunto con la voz al punto del quiebre.
—Cam, detente un segundo. Vas a provocar un accidente.
En este punto no pensaba con claridad, sentía el estómago en el suelo. ¿Por qué Lewis se retiraría? ¿Por qué no lo mencionó? ¿Por qué....?
Frené de golpe cuando vi la luz cambiar a rojo. Mi corazón latía más rápido a lo habitual.
—Yo...— sentía que le debía una explicación a Max, pero simplemente no podía formular esas palabras, no me imaginaba diciéndolas en voz alta.
El hotel de Max no estaba tan lejos, así que aparqué a unas calles.
—Si no deseas contarme ahora mismo lo entiendo cariño, solo te pido que conduzcas con cuidado. Te veré en Miami— deja un beso en mi mejilla antes de descender del auto.
Me sentí como una idiota por no darle explicaciones, pero estoy segura que Toto me reprendería si tan solo supiera con quien estaba.
Mis piernas temblaban a la hora de usar el acelerador, mis brazos estaban tensos.
El restaurante estaba a tan sólo unos metros, pero ya podía sentir las lágrimas caer por mis mejillas.
Lewis fue la primera persona en abrir sus brazos cuando se me dio la bienvenida al equipo. Siempre estuvo para mí, así hubiera sido mi momento más bajo. Sin él no hubiera ganado el campeonato, sin él hubiera renunciado en mi primera carrera.
Traté de acomodar mi falda, y tomé el abrigo de la parte trasera del auto. Con el dorso de mi mano limpié mis mejillas antes de bajar del auto.
Toto lucía disociado, Mick trataba de hablar con él pero parecía no prestarle atención. Cuando ambos se dieron cuenta de mi presencia, Toto se levantó inmediatamente.
—¿Donde estabas?— se apresura a hablar, su voz sigue exaltada.
