Capitulo 1: Tu bocadillo preferido

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Primer intento oficial y organizado para decirle "Te amo" a Moka

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Primer intento oficial y organizado para decirle "Te amo" a Moka.

Lo estuvo pensando toda la tarde mientras caminaba por su cuarto de un lado a otro. Si no podía decirlo con palabras, entonces lo haría con acciones.

La comida le gustaba mucho y ¿qué mejor que prepararle algo para comer para demostrar su amor?

¿Sería algo muy cliché? Bueno, Yunah por algún lado escuchó que a las mujeres se les conquista por el estómago, y ya que con el paso de los meses se había transformado en una total romántica, estaba convencido de que era una brillante idea.

Compró los ingredientes necesarios para poder cocinar el bocadillo que más le gustaba a la menor: el Taiyaki.

Ese pan con forma de pez no sería nada difícil de hacer, ¿no? Yunah esperaba que funcionara porque estuvo navegando por el internet durante horas en busca del procedimiento y comparando las recetas para lograr prepararlo a la perfección.

Horas atrás le había enviado un mensaje a Moka para confirmar que estaría en casa ese día, por lo que Yunah trataría de hacer las cosas rápido para después poder llevarle esos panes bien calientitos.

Estando en la cocina, con el mandil de estampado navideño que su madre le regaló en pleno abril puesto, vertió un poco de harina en un recipiente hondo junto con un poco de leche y, tras revisar de nuevo la lista de ingredientes en la página web, sacó un par de huevos del refrigerador.

Esa era la parte crítica para ella: romper los huevos.

Si bien para algunos era tarea fácil, para Yunah era todo lo contrario. Anteriormente lo había hecho, aunque en esas escasas ocasiones las cáscaras caían junto a la yema y clara o, por alguna razón, el huevo terminaba en el suelo.

Tenía miedo, pero la vida era una y esos Taiyakis no se harían solos.

Golpeó suavemente el huevo contra la punta de la barra del desayunador en la que estaba cocinando y suspiró cuando notó la grieta en el cascarón. Creyó que ya lo tenía, pero al intentar separarlo a la mitad se le fue de las manos, cayendo entero sobre la mezcla de harina y leche.

—¡Mi huevo! —chilló. Yunah tiró de su cabello con ambas manos, ensuciándolo en el proceso.

Tras patalear y casi llorar comenzó a retirar los pedazos del cascarón, mirando de reojo el reloj en la pared.

Eran las doce del día.

Tenía tiempo suficiente, pero no parecía que fuera a terminar pronto y la poca paciencia que tenía se estaba agotando poco a poco.

Finalmente, luego de interminables horas, huevos rotos y uno que otro pan quemado su obra de arte estaba completa.

Sonrió mirando la canasta de brío en sus manos y esperó frente a la puerta del departamento de Moka a que este le abriera.

Pocos segundos después la pelinegra apareció. La recibió con una sonrisa que se esfumó casi al instante.

—¿Qué te pasó?

Yunah frunció el ceño, su sonrisa también desapareciendo.

—¿Qué?

—Tienes algo blanco en el rostro, ¿es harina o acaso consumiste alguna sustancia ilícita? — Moka se cubrió la boca con la palma de la mano—. Yunah, aquí no hacemos esas cosas...

La castaña se pasó la mano por el rostro, dándose cuenta de que salió tan deprisa de casa que se le olvidó por completo lavarse la cara o al menos verse en el espejo.

—Es... harina.

Moka río ante la expresión rígida de la mayor y se hizo a un lado para permitirle el acceso al departamento.

—Veo que trajiste algo.

Yunah asintió en respuesta y dejó la canasta en la mesa de madera del comedor.

—Es.... Yo... — Yunah quería decirlo, ¡de verdad quería!, solo que no pudo hacer nada más que balbucear así que solo abrió la canasta y dejó que Moka viera lo que había dentro.

—¿Taiyakis? —Moka dejó escapar un grito al ver los panecillos— iNo lo puedo creer!
Gracias, Unnie.

Yunah miró enternecida a la contraria. Por poco se lanzaba a llorar al verlo comer lo que cocinó con tanto trabajo para ella. Es decir, ¿quién no lo haría? Se contuvo únicamente porque no quería verse como la llorona en ese momento, pero cuando llegara a casa seguramente lo haría.

Tenía tantas ganas de acariciar su cabello negro, también de picar su mejilla llenita de comida. Quería hacer muchas cosas, sin embargo, esas dos palabras tan importantes que llevaba mucho tiempo callando no salieron de su boca.

En cambio, dijo:

—Los preparé yo, vi la receta por ahí y como se que te gustan te traje algunos.

—Está delicioso, aunque...

Un crujido fuerte y claro se produjo cuando Moka masticó otro pedazo de pan.

—Lo siento

—No te preocupes por eso, unnie — Moka se acercó a la mayor para acariciar su cabello con su mano libre antes de detenerse abruptamente—. ¿Por qué tu cabello está tieso?


Y en ese momento Yunah quería mudarse a otro universo.

Moka, te das cuenta de todo pero, ¿acaso no notas lo que realmente quiero decirte al cocinar tu bocadillo preferido?

Moka, te das cuenta de todo pero, ¿acaso no notas lo que realmente quiero decirte al cocinar tu bocadillo preferido?

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⏰ Last updated: Apr 24 ⏰

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