Capítulo 4

60 4 0
                                    

ESTELA

Durante toda mi vida, pensé que era afortunada por tener una vida de privilegios.

La mayoría de las mujeres tenían el deber de contraer matrimonio para aligerar el trabajo de sus padres. Sin embargo, la mayoría de ellas no amaban al hombre al que se ataban. Su situación económica no les permitía esa opción; no se detenían a pensar en la edad del hombre que pedía su mano o en sus valores.

Simplemente debían cerciorarse de que tuviera la capacidad de poner durante toda su vida un plato de comida en la mesa. Tal vez no era tan privilegiada después de todo.

Me casaría. Mi padre encontraría un esposo para mí, pero no un anciano. Por supuesto, muchos hijos de personas acaudaladas eran una opción adecuada.

Sin embargo, yo nací rebelde, como mi madre. Me enamoré del capataz.

Un hombre que literalmente no tenía dónde caer muerto. No me importó. Conocía el lujo y las comodidades, pero no conocía el amor.

El amor que Patrick me ofreció me hacía feliz; me sentía plena junto a él. Sé que todas las parejas tienen dificultades, lo entiendo. Pero mi mayor frustración era el hecho de no estar casada. Patrick sabía cuán importante era para mí; conocía mis razones, prometió lo que no estaba dispuesto a cumplir.

Sin embargo, ahora todo eso es una fantasía. El hombre que juró amarme y protegerme acaba de golpear mi rostro. Con cuidado, acaricio mi mejilla. Arde como si quemara.

-¡No me faltes al respeto de nuevo o te irá peor! –grita.

-Patrick, ¿por qué? ¿Por qué me haces esto? –Dije con voz temblorosa.

Me miro con rabia antes de responder.

- ¡No me provoques, Estela! Sabes que no tolero la desobediencia.

-Pero no merezco esto. No merezco que me trates así –Susurre.

Se acercó a mí sigilosamente.

-Tú eres mía, Estela. No olvides eso.

Con lágrimas en los ojos me atreví a preguntar.

- ¿Y el amor? ¿Dónde quedó el amor que decías sentir por mí?, porque quien ama no hace esto.

Se alejó de mí mirando hacia el suelo que es donde me encontraba.

-El amor no siempre es suficiente, Estela. A veces, la realidad es más cruda que cualquier sueño romántico, aprende a obedecer y te ira mejor.

Rompo a llorar sin levantarme del suelo.

Mis piernas se convierten en gelatina después del golpe.

Patrick no muestra una pizca de arrepentimiento mientras busca algo en la cocina. No encuentra nada y tira al suelo todo lo que encuentra.

Mi barbilla aún tiembla cuando me pongo de pie.

Con un pedazo de pan en una de sus manos, toma una silla con brusquedad y se sienta.

Los recuerdos de aquella noche no dejan de vagar por mi cabeza. Mi padre golpeándome hasta cansarse. Tomo mi cabeza entre mis manos con fuerza y cierro los ojos.

Cuando los abro, Patrick está parado dándome la espalda, pero no es a Patrick a quien veo, es a mi padre.

La habitación apenas se ilumina por la débil luz de una vela. Sacudo mi cabeza muchas veces con la esperanza de aclarar mi mente, pero la imagen de mi padre no desaparece.

Con mis dedos temblorosos, trato de peinar mi cabello. Me encuentro en un rincón sollozando.

El dolor de mi mejilla no cesa.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 23 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Todas las vidas de EstelaWhere stories live. Discover now