Prólogo - Donde pertenece tu corazón

257 13 0
                                    

—Pareces traer la melancolía de un corazón roto. -le dijo su hermano mientras ella se mecía suavemente en uno de los columpios. Y tenía razón aunque era la primera vez que experimentaba algo como aquello. Su corazón no solo se sentía roto sino sangrante, sentía que no podía respirar y contenía las ganas de llorar.

Sin embargo, Eloise no quería admitir que había sentido algo por alguien más y que era como lo había descrito para Daphne, caer de un enorme acantilado. Miró a Benedict y con una mueca le contestó. —¿Y qué sabes tú de eso?

—No mucho, pero lo he visto en pinturas...

Y comprendió aquella noche que el corazón se podía romper de más de una forma. Siempre había creído que el amor no podía inflingir dolor pero se equivocó pues su mayor corazón roto lo sufrió aquella misma noche cuando supo que su mejor amiga era Whistledown.

Lo había sentido como una traición pues ella sentía cosas por Theo Sharpe, un aprendiz de la imprenta de Chancery Lane y por Penélope se había alejado de él, y por su panfleto había sentido una herida profunda. Así que cuando la enfrentó no esperaba que las cosas se salieran de control, sin embargo terminó gritándole que deseaba nunca volver a verla o hablar con ella, y que solo era la fea del baile y ya.

Y se arrepentía muchísimo pero su orgullo y su roto corazón impidieron que ella fuera a pedir perdón por sus palabras, y Penélope nunca se acercó tampoco y sabía que también lo hacía por orgullo.
En el siguiente año intentó expandir sus horizontes, recibió pretendientes y comenzó a hablarle a Cressida Cowper, aunque de inmediato se sintió como una impostora.
Y ahí estuvo de nuevo, en el columpio de su jardín solo pensando. —Parece que cada vez que tienes el alma rota terminas aquí. -Eloise miró a su hermano mayor y sonrió solo un poco. —¿Por qué eres amiga de Cressida? ¿Puedo preguntar que pasó con Penélope?

No quería revelar el secreto de su antigua amiga, aun la consideraba amiga y se preocupaba por ella, así que negó al escuchar a Benedict. —No me cae bien... Cressida, quiero decir. Es malvada, creí que para encajar en la sociedad debía ser como ella pero me equivoqué, de nuevo, no sé que voy a hacer. Penélope y yo tenemos algunas diferencias y en algunas cosas que no puedo contarte siento algo de envidia. Es extraño sentir eso por alguien a quien quiero muchísimo, Ben.

—Eso no explica lo de Cressida. No tienes porqué hablarle si te cae tan mal. -dijo dándole un ligero empujón en el hombro haciendo que riera. —entiendo lo que es sentir envidia por alguien que quieres.

—¿A qué te refieres? No entiendo.

—Digamos que conozco la frustración tanto como tú. El no saber donde perteneces o que eres tan diferente a los que consideras cercano que eres básicamente un impostor. Mira esto, Anthony está de luna de miel y aquí estoy yo cumpliendo su papel y me gusta tener algo de responsabilidad pero sé que no es mi lugar después de todo. Tú quieres cumplir tu papel en la sociedad pero no eres para nada como las otras señoritas.

Eloise asintió y suspiró. —Pero tampoco soy invisible como lo es Penélope. Siempre estoy en el mapa de alguien, todos me observan y sé que esperan que sea algo más, y yo no sé quien soy y creí que... -sintió una lágrima correr por su mejilla y se la limpió rápido. —creí que podría sola, pero no es cierto, en lo absoluto. Quiero pertenecer a un lugar o a alguien y tengo tanto miedo de que al ser tan diferente no encaje en ningún lugar.

Benedict sacó dos cigarros y le ofreció uno a su hermana pero ella negó. —Esto es raro.

—Solo no estoy de ánimo. -él encedió uno de los dos cigarros y comenzó a fumar mientras se mecía en el columpio junto a su hermana. —no sé que me espera mañana, y no sé que hacer para seguir mi curso, y temo perderme, es más, creo que ya estoy perdida.

—A veces hay que perderse para encontrarse, eso te lo puede decir Colin. Y yo, salí de la academia de arte, ahora suplo a Anthony, siento que no hago nada, pero sé que todo se pondrá en su lugar.

Eloise asintió y movió sus pies sobre el césped. —Estamos perdidos, no sabemos a donde pertenecemos.

—Al menos estamos perdidos juntos, hermana. -dijo con una sonrisa. —yo no me preocuparía, sé que algún día hallarás tu lugar, encontrarás a alguien o alguien te va a encontrar. Para cada persona rota hay un descosido, dicen por ahí. Lo debí leer en algún libro de la biblioteca solo que no recuerdo cual.

—Si es tu idea puedes decirme que es tuya, no juzgo tu lado artístico. Y deberías volver a la academia. A lo mejor ahí está tu "descosido". ¿Nunca te has enamorado?

Benedict negó y alzó los hombros. —Es extraño, ¿No? Tantas historias libertinas que contar y ninguna de amor. No he sentido lo que dicen los poetas que se siente cuando te enamoras. No hay una conexión de almas, pero sé que cuando la sienta, será como cuando un rayo le cae a un hombre, me dejará desestabilizado y mi mundo no volverá a ser igual.

Y aquella temporada, cuando su hermana Francesca salió a la sociedad, Eloise vio a Benedict enamorarse por primera vez, tal cual sus palabras.

Y tuvo por cierto algo, todos en el mundo estaban perdidos, pero siempre alguien los encontraba, los llevaba a donde pertenecía y ella encontraría cual era su lugar y a quien pertenecer. Sería más fácil si la vida viniera con un mapa, pero la realidad era que el instinto los guiaba.

Tendría que ser más abierta de mente, conocer más, aunque primero, debía dejar de mentirse a sí misma fingiendo ser alguien que no era, y para ello debía cortar su amistad con Cressida Cowper. 

VIOLETAWhere stories live. Discover now