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❝ So you were never a saint and I loved in shades of wrong
We learn to live with the pain, mosaic broken hearts
But this love is brave and wild ❞

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Los brazos estaban entrelazados y no se podía ver ni sentir un solo espacio entre ellos. Spencer podía sentir su camisa mojada por las lágrimas que Emma dejaba caer de sus mejillas contra su pecho, y él no estaba mucho mejor, porque sus anteojos estaban empañados en lágrimas que inútilmente trataba de retener.

Estaban hacía hacía diez minutos, y estaban asustados. Si rompían ese abrazo después de lo que acababa de suceder, toda su relación cambiaría para siempre. Era un último intento de aferrarse a que nada había cambiado, un desesperado intento mentirse y decir que estaban bien como estaban antes. Escondiendo todo lo que los corazones querían gritar.

Pero no podían vivir en el pasado, y se suponía que eran adultos, tenían que saber resolver su situación, aunque no sepan cómo.

No se podía decir quien se separó primero, pero si algo se podía afirmar, era que las miradas desesperadas por entender que había pasado no se separaron ni un solo segundo.

— ¿Debemos hablar? — preguntó la rubia, con cuidado de romper esa rara atmósfera que lo cubría, pero preguntó porque ya ni ella sabía que debían hacer a continuación — O podemos solo…

— Solo quiero saber por qué te fuiste… — cortó el genio con la voz rota.

En su vida, lo quisiera o no, las personas lo habían abandonado, las que no, solo se quedaban para mofarse de él, y Emma había sido la única en no pertenecer a ese grupo, hasta ese momento.

Ella solo lo dejó pasar y Spencer sabía el camino de memoria así que no fue problema. La luz tenue y cálida de la lámpara de la sala que ella siempre dejaba prendida los recibió, el aroma a vainilla inundó las fosas nasales del genio y después de seis meses sin pisar ese lugar, Spencer no podía evitar sentir escalofríos pese a que la calefacción estaba encendida.

Emma preparó café sin que ninguno mediara una palabra. Ella se concentraba en cómo los granos de café se molían en la máquina mientras intentaba ignorar lo rápido de los latidos de su corazón y Spencer solo la observaba a ella pensando en el sabor a cereza que sus labios portaban y ahora quedaban en él.

— ¿Recuerdas que no participé en el último caso porque estaba con gripe? — preguntó Emma cuando ya ambos se encontraban en la comodidad de su sofá que tantas veces había visto sus lágrimas. Spencer asintió al instante — Pues no sólo tenía gripe… Estaba enferma de otra cosa.

El castaño frunció el ceño sin terminar de entender — ¿De que? ¿Es algo grave?

— Me diagnosticaron depresión y anorexia, Spencer — ella simplemente lo soltó, y el corazón del castaño se detuvo — El día que me enteré que te habías besado con esa chica rubia tuve un colapso, no entendía qué me pasaba pero no podía levantarme de aquí porque sentía que me habían quitado todo, pero intente seguir. Hasta que vi que tu no querías verme más y yo solo… collapse.

Spencer movía sus manos con nerviosismo. Sabía que Emma llevaba ya soportando demasiado, y aun así se sentía terriblemente culpable. Quizás si él no hubiera dejado que esa mujer lo bese nada de eso habría sucedido.

— Hotch vino a la semana justo cuando yo estaba a punto de… — Emma no dijo las palabras pero no fueron necesarias, sus lágrimas hablaban por sí solas y las lágrimas en el rostro de Spencer daban a entender lo mal que aquel relato lo tenía — Prácticamente me obligó a ponerme bien ¿Sabes? Nos peleamos ese día porque me prohibió volver al trabajo y ahí me di cuenta de que quizás si quería vivir. Una vieja amiga suya es psicóloga y se especializa en trastornos alimenticios así que me dio su número y comencé con las sesiones de terapia.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Where stories live. Discover now