Para Lowri Weasley no había nada más importante que la justicia, la lealtad, la verdad, el valor y la familia. Es por eso que cuando su hermanito Ron le pide ayuda para que salve a un inocente prófugo de Azkaban, al cual le dara un hogar lleno de ca...
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La mañana del sábado diecisiete de febrero, Lowri fue despertada por el delicioso aroma de los panqueques hechos por su novio; así como un sin fin de besos que dio por todo su rostro, provocando que la pelirroja despierta con un muy buen humor.
—Hoy te han quedado más deliciosos que en otras ocasiones —reconoció Lowri llevándose un trozo de tocino a la boca, jadeo emocionada—. Amo el tocino —dijo con emoción—. Me pone muy feliz —miro a su novio con una sonrisa—. Tu me pones feliz —Sirius la miró divertido.
—Y tu me pones muy feliz a mi —se acercó para besarla.
Lo que dio inicio como un beso tierno, fue prendiéndose feroce, haciendo gemir a Lowri.
—Sirius, tenemos que desayunar o se nos hará tarde —dijo aferrándose del cuello de Sirius, con una gran sonrisa.
—No se nos hará tarde —aseguró besando continuamente su cuello, provocando que Lowri soltara risitas.
—Basta, basta —pidió sintiendo cosquillas—. Antes de que se me olvide, ¿tienes todo para la tarde de spa?
Una enorme sonrisa apareció en el rostro de Sirius. Afirmó repetidas veces con su cabeza y se puso de rodillas en la cama.
—¡Lo tengo todo! Y también arregle mi ropa ayer por la noche —le hizo saber, causándole ternura a Lowri—. Opte por algo nada llamativo, aunque soy bastante guapo y temo llamar la atención de las personas.
—Humildad —dijo entre risas Lowri. Sirius continuó:
—También, decidí que sería prudente usar gorra y lentes. Puedo ocultar más mi identidad, y seguiré luciendo atractivo —aclaró, con un dedo en el aire.
