04. take me to church

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(⚠️ contenido +18)

Nada más llegar a casa, Juanjo empuja a Martin contra la puerta, después de ser cerrada.

Llevaban conteniéndose las ganas desde la cena con los bailarines; la manera en la que el vasco subía la mano peligrosamente por el muslo de su novio, hasta rozar ligeramente su entrepierna, para luego retirarla de un solo movimiento, dejando a Juanjo con una cara que tenía que ser vista.
Luego, en el piso "sobao", como Juanjo apretaba su cintura y bajaba la mano hacia su culo.

Por eso, en cuanto pisan su apartamento, comienzan a besarse sin parar, sus lenguas empiezan una guerra salvaje y Martin salta para enredar sus piernas en la cintura de Juanjo, que le guía hasta el sofá para quedar sentado encima suyo. Así, el vasco comenzaba a mover sus caderas sobre las de su novio, creando fricción entre sus partes y haciendo que los dos soltaran jadeos casi inaudibles.
Martin metió las manos por dentro de la camiseta de Juanjo, sintiendo su frío pecho bajo su contacto, decidió quitársela y tiró de ella hasta que quedó en el suelo, y la de Martin no tardó en ir detrás. Ya estaban en igualdad de condiciones.

Los besos fueron bajando hasta que Martin quedó de rodillas ante la erección de Juanjo, que aún estaba aprisionada en sus pantalones. La tocó y manoseó un poco por encima de la tela, hasta que el maño no pudo más.

—Deja de jugar.— Martin sonrió.

—Que impaciente eres.—

Tras pronunciar estas palabras bajó los pantalones de su novio, llevándose con él sus bóxers, liberando su miembro. Lo atrapó entre sus manos y se lo llevó a su boca, haciendo movimientos circulares en la punta con su lengua y dejando besos sobre su tronco. Le estaba provocando y no aguantaba más.
Sin avisar, se la metió hasta la mitad en la boca, mientras que con su mano hacía un movimiento constante de arriba a abajo, que pronto comenzó a imitar con la cabeza.
Sus miradas permanecieron conectadas mientras Martin succionaba y masturbaba a su novio. Las manos de Juanjo estaban inquietas hasta que encontraron sitio fijo en el pelo del vasco, empujando su cabeza, intentando que no se atragantara, pero sin controlarse.

El cosquilleo en el vientre de Juanjo no tardó en aparecer y se lo hizo saber a Martin gimiendo aún más fuerte y gritando su nombre. El pequeño sonrió con satisfacción mientras veía como su novio echaba para atrás la cabeza, dejando ver su cuello que tenía algún que otro chupetón y en el que se marcaban bien sus venas, que le volvían loco. Aumentó la velocidad y, sin darse cuenta, el miembro de Juanjo le llenaba por completo la boca. Había descubierto que podía hacerlo sin soltar ninguna arcada.
Nota que el semen de Juanjo es disparado contra su garganta, obligando así a tragárselo todo. El vasco limpia con su lengua algunos de los restos de líquido que quedaban en el pene de su novio.
Martin sube hasta la boca del maño dejando besos pringosos por todo su cuerpo. Sus lenguas se vuelven a entrelazar aún con más ganas.

—Quítate eso. Ya.— demanda Juanjo, y Martin obedece rápidamente.

Sus pantalones vuelan por el salón junto a sus calzoncillos y Juanjo decide que no es en buen sitio para follar, y que quería que estuviesen cómodos, y claramente en el sofá no lo iban a estar. Por eso, le coge de los muslos y se levanta de un impulso, su boca todavía unida a la de su novio, y le guía hasta la cama, donde le suelta, quedando encima suyo.
El más pequeño alarga el brazo hasta alcanzar su mesilla de noche, sacando el lubricante y un condón.

— Hazlo, venga. — pronuncia Martin, refiriéndose a la dilatación.

Juanjo no se demora más y se unta los dedos de ese líquido viscoso, bajándolos hasta el agujero de Martin, tanteando un poco su entrada. Finalmente mete uno de ellos y el vasco reacciona al instante, gimiendo ante el movimiento. Espera a que su cuerpo se adapte para meter otro dedo.

— Ya está. —

— No, te va a doler. —

— Me da igual. —

Juanjo decide hacer caso a su novio y se alinea con la entrada de su novio, empujando lentamente hasta que la punta está completamente dentro.
Martin suelta quejidos que Juanjo no sabe descifrar si son de placer o dolor, por lo que para de impulsarse hasta que su novio le diga lo contrario. Su expresión se relaja y sus músculos se destensan, esa es la señal de Juanjo para seguir entrándole.

En un punto, la impaciencia puede con Martin y rodea su cintura con sus piernas, empujando él mismo, siseando, Juanjo supone que le ha dolido bastante.

— Eres un bruto, cariño. —

Aún dentro de él, el maño comienza a besar su cara intentando relajarle. Posa sus labios sobre su frente, ambas mejillas, la punta de su nariz, sus párpados, hasta finalmente llegar a sus labios.

— Muévete por favor. —

Obedece y empieza un ritmo lento, entrando y saliendo con suavidad de su interior. Los gemidos de su novio, (que podría escucharlos durante años y años) le incitan a seguir, pero esta vez acelerando sus movimientos, haciendo que Martin se tenga que agarrar a las sábanas. Juanjo coge una de las manos que rodea la tela para entrelazarla con la suya.

Unos segundos después, los gemidos de Martin junto con los jadeos de Juanjo llenan la habitación del piso. Estos cada vez son más alto y saben que están a punto de llegar al clímax. La entrada de Martin se contrae alrededor de Juanjo cuando este golpea repetidamente su próstata y se corre en su pecho, llegando a manchar su barbilla y su cuello. A Juanjo solo le bastan unas pocas embestidas más para llenar el látex.

El maño se deja caer agotado en el pecho de su novio, sin limpiar, aún en su interior, pero le da igual, al menos necesita unos minutos para recuperar la respiración. La mano de Martin llega hasta el pelo del otro y comienza a acariciarlo, relajándose a la vez.

Juanjo sale de dentro de Martin, lo que le hace quejarse por el sentimiento de vacío. Se dirige hasta el baño, tira el condón en la papelera y coge una toalla.
El vasco aún está con los ojos cerrados en la cama, intentando asimilar lo que acababa de pasar. Al notar el trozo húmedo de tela recorrer su pecho, se inmuta y su cuerpo crea un pequeño escalofrío. A Juanjo le parece lo más tierno del mundo.
Cuando va a limpiar su barbilla, se para un momento frente a su cara y analiza sus facciones, que son perfectas, incluso después de haber echado uno de los mejores polvos de su vida. Besa todos y cada uno de los rincones de su cutis y Martin sonríe.

Una vez ha terminado, Juanjo se tumba y coloca a su novio en su pecho, y este entrelaza sus piernas y esconde su cara en su cuello. Están muy cansados.

— Buenas noches, amor. —

— Buenas noches mi chico. —


HOLAAAAAAAA, os aviso que este es el primer capitulo explicito que escribo, decidme si os ha gustado o si lo he hecho bien. Si os soy sincera, me he inspirado mucho en otras historias que he leido, asique he tenido bastantes referencias a la hora de escribirlo, aun así no se como me ha salido.

aunque haya sido un capitulo subidito de tono, no puedo evitar escribirlos domesticos al final, lo siento, soy debil.

votad y comentad muchooooo.

os quierooo 💜

One Shots JuantinWhere stories live. Discover now