En una galaxia muy, muy lejana, el mundo finalmente había encontrado un período de paz. Pero la oscuridad estaba lejos de ser dominada.
El equilibrio de la Fuerza estaba en manos de dos almas jóvenes: Taehyun y Beomgyu. A medida que los poderes de Taehyun se hacían más fuertes, también lo hacían las sombras que parecían siempre alejar a Beomgyu de él...
–Una historia de amor, sacrificio y el poder de la Fuerza para superar las tentaciones más oscuras…
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–A los 7 años tenía todo el derecho a soñar en grande.
En raras ocasiones, un niño de 7 años tenía todo su camino claramente trazado en su cabecita y aquí está Taehyun, decidido a convertirse en Jedi. Estaba listo para asumir desafíos con una ambición inquebrantable a pesar de su corta edad, siempre imaginándose empuñando un sable de luz y usando la Fuerza para luchar contra el mal, tal como su padre y esos héroes en sus holovídeos favoritos.
Hoy fue un día trascendental para él. Con la boca abierta, el pequeño Taehyun contempló con asombro las imponentes agujas del Templo Jedi, sus brillantes piedras blancas brillando con una energía vibrante. Su corazón se llenó de asombro mientras se acercaba a la entrada y vio a su padre con la túnica tradicional Jedi esperando allí con una sonrisa.
"Estás a punto de embarcarte en un viaje difícil, que pondrá a prueba tu fuerza, tu coraje y tu fe. Pero creo en ti". Dijo el Maestro RM, colocando sus manos sobre los hombros de Taehyun. "La Fuerza es fuerte contigo. Recuerda nuestras enseñanzas y sigue siempre la luz".
Los ojos de Taehyun se llenaron de lágrimas de alegría y orgullo. "Lo haré, padre", dijo con firmeza. "Haré todo lo posible para honrar el Código Jedi y hacer que tú y mamá estén orgullosos".
El Maestro RM se rió entre dientes, revolviendo el cabello de Taehyun con cariño. "Ya estoy orgulloso de ti, hijo mío. Que la Fuerza te acompañe. Ahora vete: ¡te esperan aventuras dentro de estos salones sagrados!"
Riendo, Taehyun asintió y cuadró los hombros. Respiró hondo, calmando sus nervios. Era hora.
Cuando Taehyun atravesó la enorme entrada del templo, jadeó. El vestíbulo se abrió ante él como una enorme caverna, y la luz del sol se filtraba a través de las ventanas en arco.
Tallas y estatuas de Maestros Jedi del pasado decoraban las paredes, recordando a todos los que entraban el noble legado que ahora perseguían. Tapices coloridos representaban batallas famosas y momentos de triunfo, inspiración para las pruebas que se avecinaban.
Taehyun atravesó una puerta imponente que lo llevó a un espacioso salón. Se unió a un grupo de niños pequeños de todas las especies, conocidos como younglings, que también comenzarían su entrenamiento en este viaje Jedi. Al crecer, se convertirían en padawan, aprendices de Jedi y superarían diferentes pruebas antes de que se les concediera oficialmente el título de Caballero.
